Año 1615 | El fiscal ECLESIÁSTICO DENUNCIA a un CLÉRIGO de Guadix por vestir ropas IMPROPIAS de su estado CLERICAL

AÑO 1615. EL FISCAL ECLESIÁSTICO DENUNCIA A UN CLÉRIGO DE GUADIX POR VESTIR ROPAS IMPROPIAS DE SU ESTADO CLERICAL

En 1554 el obispo D. Martín Pérez de Ayala convocó un Sínodo con el fin de dar una normativa clara sobre la doctrina cristiana, los sacramentos, el culto divino y ceremonias de la Iglesia, oficio de los curas y ministros de la Iglesia, disciplina de los clérigos y hábito y costumbres y sobre la doctrina y disciplina del pueblo.

Al referirse al hábito y costumbres de los clérigos, en la introducción del título 5º de dicho Sínodo se dice: “Porque los sacros cánones encomiendan mucho la honestidad y modestia de los sacerdotes en su traje y vestir y porque hemos visto que algunos de nuestra diócesis andan con manteos cortos, otros con capas, otros con ropas de color abiertas por delante y otros traen ropas de seda o deshonestamente guarnecidas, otros traen ropas de mucha falda, lo cual no parece bien a la decencia del estado sacerdotal, mandamos que ningún sacerdote traiga ropas que sean todas de terciopelo, ni de raso, ni damasco, ni tafetán, ni zapatos de seda, ni ropa ribeteada con terciopelo por fuera, ni en las mulas traigan guarniciones de seda ni estribos dorados.

También mandamos que ningún sacerdote ni clérigo ni ministro de la Iglesia lleve camisas labradas y de tan altos cabezones que sobrepujen las ropas de paño, ni puñetes, ni lechuguillas (cuellos) de manera que salgan fuera, porque es vanidad y mal ejemplo, ni que lleven zaragüelles (calzones) de color, ni muslos de seda, ni calzas, ni zapatos acuchillados ni de terciopelo.

Aunque esta era la normativa surgida del Sínodo, que en 1615 aún seguía en vigor, sin embargo, muchos clérigos, sobre todo si aún no habían sido ordenados de presbíteros, no la cumplía.

En el archivo diocesano he encontrado este documento de una denuncia del fiscal eclesiástico contra Juan Domedel, vecino de Guadix, clérigo de menores órdenes, (eran las primeras que recibían, a la edad de 14 años, los jóvenes que querían ser curas), “porque con poco temor de Dios y en menosprecio del hábito clerical que profesa, debiendo proceder quieta y pacíficamente en todos sus actos, conforme a las reglas y obligaciones de tal clérigo y dar buen ejemplo con su vida y costumbres y hábito decente, no lo ha hecho ni hace, antes bien, contraviniendo sus obligaciones, ha procedido y procede de día y de noche con gran nota y escándalo y anda con armas y hábito indecente.

Hoy he tenido conocimiento que estando Gabriel López regando unos linos en el cortijo de Juancho fue Juan Domedel en un caballo negro a la gineta (montando con estribos cortos) con un vestido y sombrero de color con unas trencillas plateadas de ala grande y vuelta el ala arriba y asida con un broche y con un coleto de ante y unas medias moradas con ligas rosadas a modo de soldado con su espada en el cinto.

Estando en el cortijo de Juancho tuvo palabras de nota y escándalo con Gabriel López sobre a cuál de ellos le correspondía regar el lino, lo cual hace muy de ordinario con otras muchas personas vecinas de esta ciudad sobre quererles quitar las aguas y hacerles otros agravios a título de ser clérigo, irritando a los legos (los que no son clérigos) a que con él tengan disgustos y peleas en lo cual ha causado y causa mal ejemplo y lo peor es que aunque muchas veces ha sido amonestado por el Provisor y por los antecesores de vuestra merced y se le ha mandado sea quieto y pacífico y viva con modestia y templanza y ande con hábito decente, conforme a las reglas y preceptos clericales, no ha querido ni quiere hacerlo menospreciando a la autoridad eclesiástica.

Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Guadix

Extraído por José Rivera Tubilla

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