Pleito por la PROPIEDAD de una NIÑA MORISCA
La cada vez mayor presión socioeconómica y religiosa que los castellanos impusieron a los mudéjares del Reino de Granada tras las capitulaciones con los Reyes Católicos provocó una rebelión en el año 1500 tras la que les impusieron dos salidas o su conversión al cristianismo o la expulsión de la tierra donde hasta ahora habían vivido.
Sucedió que, en 1568, quizás cansados los moriscos (de religión musulmana que se habían bautizado) por las presiones en las que vivían, se inició una sublevación en las Alpujarras, insurrección que se extendió a Fiñana, Abla, Abrucena y Marquesado del Cenete.
El Rey Felipe II considerando que se habían alzado contra la Corona y rebelado contra la fe católica, de la que con sus acciones habían apostatado, determinó que aquellos sublevados que fueran cautivados, tanto hombres como mujeres, siendo los hombres mayores de diez años y medio y las mujeres de nueve y medio, se entendiera que eran esclavos de los que los habían capturado y que los menores de dichas edades no podían ser esclavos de sus captores, sino que podrían ser entregados a cristianos viejos para que entraran a su servicio hasta que tuvieran 20 años, para que pudieran ser criados cristianamente.
Por otro lado, el obispo de Guadix D. Martín Pérez de Ayala, mandaba que “ningún cristiano nuevo (morisco) compre ningún moro cautivo si no fuera ya bautizado…ni lo tenga consigo, sino que lo ponga a soldada con algún cristiano viejo para que le enseñe a vivir cristianamente”.
Ante esta situación hubo padres moriscos que antes de salir de su tierra,(Guadix y su territorio) expulsados, porque preferían mantener su religión antes que convertirse al cristianismo, dejaban a sus hijos menores en manos de cristianos viejos para evitar que los expulsaran con ellos.
Un caso concreto se dio en Guadix. Juan de Leyva, sochantre de la catedral, entabló un pleito con Angelina Corquja, morisca y vecina que fue del lugar de Alcázar del Marquesado del Cenete, (estaba en Jérez del Marquesado) para que el juez eclesiástico dictaminara quien tenía que quedarse con Inesica, una niña que tenía el dicho Juan de Leyva en su casa.
Según testimonios, Diego el Facax y María, su mujer, moriscos, vecinos que fueron de Alcázar, antes de ser expulsados del reino de Granada, vinieron a Guadix y le rogaron al dicho Juan de Leyva que se encargara de su hija y la criara con mucho cuidado, amor y diligencia como si fuera su propia hija y la adoctrinara, ya que por ser muy niña y estar tullida de los pies no podían llevársela con ellos, a lo que accedió gustosamente.
El sochantre aporta como razones para que el fallo del pleito le sea favorable que, conforme a los bandos del Rey, aunque Inesica estuviera en poder de Angélica, sin embargo, se la podían y debían quitar ya que la dicha Angélica era cristiana nueva morisca y según el mandato real debían dársela en administración a un cristiano viejo como él.
FUENTE: Archivo Histórico Diocesano de Guadix
Recopilación de José Rivera Tubilla