DATOS BIOGRÁFICOS DE FRAY JOSÉ MARÍA DE JESÚS CRUCIFICADO

El fundador de los Hermanos Fossores de la Misericordia, Fray José María de Jesús Crucificado Linares Garzón, nació en La Zubia (Granada) el 9 de marzo de 1019, en el seno de una modesta familia de agricultores. Bautizado a los pocos días en la iglesia parroquial de dicho pueblo, recibió el nombre de Francisco Victoriano, que después cambiaría al entrar en la vida religiosa. Sus padres, Joaquín y Encarnación le dieron una educación cristiana sólida, que completó en el colegio de las Hijas de la Caridad. Huérfano de padre y con la madre enferma, en su juventud trabajó en diversas tareas para ayudar al sostenimiento de su familia.
A los 21 años de edad ingresó en el llamado “Desierto de Nuestra Señora de Belén” situado en la serranía de Córdoba, como miembro de la Congregación de Ermitaños de San Pablo y San Antonio. Allí permaneció hasta que, tras una serie de gestiones y permisos, se trasladó a Guadix en 1952 para iniciar una nueva forma de vida religiosa, dedicada a cuidar de los cementerios y acompañar los entierros, infundiendo a estos actos, normalmente tristes, un sentido cristiano de esperanza. El 11 de febrero de 1953, festividad de la Virgen de Lourdes, empezó su actividad en el camposanto de dicha ciudad, acompañado de otro ermitaño, Fray Bernardo de la Cruz.
La noticia de esta fundación se difundió por otras regiones de España y, en años posteriores, se llegaron a formar siete comunidades de Hermanos Fossores, nutridas por decenas de jóvenes, que se sintieron impulsados a seguir esta singular vocación. Fray José María fue lógicamente el primer superior general de la nueva institución, realizando, como tal, una labor admirable de organización y coordinación, hasta que en el año 1967 consideró conveniente dejar este cargo de dirección y permanecer como consejero perpetuo y actuando como un miembro más de la misma.
En el año 1998 Fray José María cayó enfermo a consecuencia de una trombosis cerebral. Desde entonces ha permanecido en situación de invalidez total hasta la fecha de su fallecimiento, ocurrido en la madrugada de ayer, día 3 de enero. Durante sus últimos 12 años ha estado ejemplarmente atendido por la comunidad de Guadix, especialmente por el actual superior general, Fray Hermenegildo García Oliva.
Es difícil destacar algunas de sus virtudes, porque las ha practicado todas en alto grado. Pero cabe subrayar, además de su gran fidelidad a la vocación religiosa, su profunda humildad, especialmente demostrada en los últimos años de su vida, cuando se sentía totalmente dependiente de sus cuidadores, sin exigir nada especial y aceptando sencillamente todo cuanto le ofrecían para su curación y bienestar.
Fray José María ha sido venerado por cuantas personas le han conocido y pasará a la historia como un religioso ejemplar y fundador de una de las instituciones más originales del siglo XX.
Leovigildo Gómez

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