INCIDENTE CON EL OBISPO D. NICOLÁS VALDÉS DE CARRIAZO EN LA PROCESIÓN DEL CORPUS DE 1616 EN GUADIX
La institución de la fiesta del Corpus Christi se remonta al siglo XIII
En esta fecha el papa Urbano IV establecía que se celebrara la festividad del Corpus y su Octava, con toda solemnidad y como consecuencia de un movimiento que se había desarrollado en la Iglesia por aquellos años en defensa de la Eucaristía y de la presencia real de Cristo en la Sagrada Forma.
En España fue en Aragón, Cataluña y Valencia donde la fiesta del Corpus se empezó a celebrar con gran esplendor. Paulatinamente se extendió a otras provincias para adquirir en los siglos XVI y XVII un desarrollo generalizado y un gran despliegue de invención y formas variadas.
Generalmente a la organización de esta fiesta contribuían no sólo los cabildos catedralicios, sino también los gremios y los Ayuntamientos, con toda la problemática que ello conllevaba de distribución de funciones, preeminencias, cuestiones de protocolo, etc.
Son muchas las descripciones que se conocen de los elementos que formaban las procesiones que se organizaban en las distintas ciudades españolas. En casi todas se daba la presencia de las danzas, que solían abrir la procesión dando un tono alegre y festivo.
Conforme se avanzaba en el tiempo la imaginación popular fue intensificando estos elementos complementarios de regocijo con la aparición sucesiva de los gigantones, la tarasca, gran diversidad de danzas, farsas y representaciones de toda índole.
Todas estas manifestaciones festivas nunca fueron censuradas ni corregidas abiertamente por la Iglesia en sí mismos, sino únicamente cuando se desvirtuaron o se desacralizaron en exceso según las épocas y la mayor o menor fuerza de la religiosidad popular.
Entre las danzas para la fiesta del Corpus estaba la del cascabel, representada por gitanos, de origen claramente popular, que iba acompañada con sonajas, castañuelas, cascabeles, etc.
Estos últimos solían ir cosidos a diversas partes de los vestidos, por lo que sonaban al menor movimiento de los danzantes. Esta danza fue suprimida por la Iglesia a mediados del siglo XVIII.
Otra danza era la de las espadas, que según los años y las circunstancias representaban diversas temáticas y variaban sus atuendos.
Por las actas del cabildo de la catedral sabemos que en la procesión del Corpus del año 1616 sucedió que el obispo D. Nicolás Valdés de Carriazo comunicó al Cabildo que tenía intención de asistir sentado en una silla de manos portada por dos esclavos. Informado de esto el Ayuntamiento comunicó al Cabildo que habían llegado al acuerdo de no asistir a la procesión como corporación por muchas causas entre las que estaban el que el Obispo quisiera ir en silla llevada por dos esclavos lo que para el Ayuntamiento era un inconveniente.
Al enterarse el Prelado de la postura que había tomado el Consistorio respondió que si los dos cabildos, eclesiástico y seglar, creían que no debería ir en la procesión en silla con esclavos, entonces no iría este año, además que el querer ir en la procesión del Corpus en una silla no era porque pretendiera introducir una novedad, sino porque quería cumplir con su obligación acompañando al Santísimo Sacramento por ser la fiesta del Corpus de las mayores y más principales y lo haría como pudiera y hasta donde pudiera, pues los laicos, a quien tenía que dar ejemplo, lo hacían así, además que para evitar tantos inconvenientes como se le ponían para que no fuera en la procesión sentado en una silla, cosa que hacía debido a que padecía de la enfermedad de la gota, y si no era sentado no podría asistir a la procesión, había determinado no acudir a la procesión del Corpus.