Un catedral abarrotada de fieles recibió al Año de la Fe en la Diócesis de Guadix. La lluvia, que impidió realizar la procesión con las Cruces Parroquiales desde la Plaza de Las Palomas, no pudo con las ganas de la diócesis accitana de sumarse a la celebración del Año de la Fe, en unión con toda la Iglesia. La catedral estaba a rebosar y el Obispo de Guadix, Mons. Ginés García, tuvo que abrir la puerta santa desde el interior del templo. Todo ocurrió la mañana del sábado 20 de octubre, en la ciudad accitana, donde se dieron cita todas las parroquias de la diócesis.
La mañana amaneció lluviosa, pero eso no fue obstáculo para que se celebrara la apertura del Año de la Fe en la Diócesis de Guadix con todo el esplendor con el que se había preparado la celebración de apertura. Estaban convocadas todas las parroquias en la Plaza de las Palomas, para iniciar desde allí una procesión hasta la catedral. Pero la lluvia lo impidió. A cambio, se realizó la procesión por el interior del templo catedralicio. También tuvo que abrirse la puerta santa desde dentro, invitando a todos los que quieran a “entrar por la puerta de la fe en la Iglesia”, simbolizada en esa puerta grande de la catedral, dispuesta a acoger y a celebrar. Las Cruces Parroquiales de todas las parroquias de la diócesis estaban allí, simbolizando la unidad y la fiesta de toda una diócesis.
La celebración en la catedral fue extensa e intensa. Durante las dos horas de celebración se vivió una liturgia en torno al Credo, inspirada en la Vigilia Pascual y en la confesión de la fe a través del Credo. Sin duda, que los grandes protagonistas de la celebración fueron la Palabra de Dios y el Credo, que se rezó, se canto, se explicó y se meditó. Y todo esto aderezado por los coros de la ciudad de Guadix, que interpretaron magníficamente los cantos. En este apartado, la celebración rozó lo sublime, sin duda.
El Obispo de Guadix habló durante la homilía del Año de la Fe, de lo que supone para la Iglesia y para cada uno de los cristianos, de la conversión y del compromiso al que llama fe. También invitó a mirar a los testigos de la fe en la historia de la Iglesia y a ser, también nosotros, testigos de esa misma fe en Cristo.
La celebración terminó con la entrega a cada una de las parroquias de la diócesis de un pergamino con el texto del Credo y una lámpara. Estos símbolos se entregaron para poder ser utilizados al día siguiente en la apertura del Año de la Fe en cada una de las parroquias.
Para que todos pudiesen participar en la celebración, la catedral preparó un circuito de televisión con pantallas, que permitieron que, en todos los rincones del templo, se pudiese seguir lo que ocurría en el altar mayor. Sin duda que fue un acierto, dado que, de otro modo, más de la mitad de los asistentes no hubiesen podido ver nada. Este dispositivo ya queda instalado para la celebración de la Septena en honor de la Virgen de las Angustias, Patrona de Guadix, que comenzará en la primera semana de noviembre.
La parte festiva del día estaba preparada en el teatro Mira de Amescua, que abrió sus puertas para la gran fiesta de la fe. Allí hubo cantos, oraciones, testimonios de una fe compartida y vivida. El grupo Odres Nuevos, de Diezma, y el grupo Horeb, de Purullena, llenaron con sus canciones el escenario, durante más de una hora. Este acto estaba preparado por la Delegación de Apostolado Seglar, que consiguió que el teatro también se llenara.
El Año de la Fe ya ha comenzado en la Diócesis de Guadix, una semana después que en el resto de las diócesis. Para este acontecimiento se han preparado numerosas actividades tanto de carácter formativo, como catequético, como celebrativo. Sin duda, va a ser un año que deje una profunda huella en los cristianos de estas tierras del norte de Granada.
Antonio Gómez