Encargo que hace el rey Fernando VII al Nuncio Papal, Cristóbal Arzobispo de Heraclea, de abrir una suscripción para socorrer a los damnificados por el brote de cólera en algunos pueblos de Andalucía. Año 1819

En 1819 hizo su aparición la fiebre amarilla con especial virulencia en la ciudad de S. Fernando o Isla de León y a pesar del acordonamiento de la villa pasó a Cádiz y enseguida a Sevilla. La Junta Suprema de Sanidad del Reino, para evitar su propagación, dictó una serie de normas dirigidas a las Juntas Provinciales de Sanidad una de las cuales establecía que “cualquiera que aparezca invadido de calentura aguda con procedencia, roce u otras sospechas agravantes de ser la que se padece en los pueblos contagiados y sospechosos, se le remueva a algún edificio cómodo de fuera de la población”

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