Palacio de Peñaflor de Guadix

Palacio de Peñaflor de Guadix

El Palacio de Peñaflor es un edificio muy característico de la ciudad, así como del urbanismo del siglo XVI. Perteneció a la Familia Pérez de Barradas, marqueses de Cortes y Graena, familia nobiliaria con ramificaciones de este rango, llegados a Guadix después de la conquista castellana, ya que estaban estrechamente ligados a las empresas militares que apoyaban a los Reyes Católicos.

Se trata de un palacio de grandes dimensiones, hoy ya muy modificado por las actividades de la escuela taller y el uso de materiales inadecuados para su restauración, como el cemento para los arcos del patio. Recientemente ha sido cedido al ayuntamiento de la ciudad, con el propósito de ubicar el museo de la ciudad.

Sus estructuras originales y las primeras transformaciones fueron llevadas a cabo, entre el siglo XVI al XVIII. Destacan sus dos fachadas: una, la principal mirando a la calle Barradas, y la otra a la Plaza de Santiago. La fachada principal es sobria, realizada en ladrillo con aparejo inglés antiguo, algo excepcional ya que este tipo de aparejo no aparece en ningún otro edificio de la ciudad. Además, la fachada está flanqueada por dos grandes torres con galerías de arco sobre pilares ochavados, muy características de las casas nobiliarias, y cubiertas con forjados de par y nudillo. La puerta de estructura adintelada no presenta decoración. Sobre ella hay tres balcones sencillos con rejería carcelera. Los únicos elementos decorativos en esta fachada son los escudos de armas, referentes al rango nobiliario de la familia.

El cuerpo con el balcón en esquina y en voladizo, con forjados y arco de corte original parecido a los escarzanos apoyados sobre columnas de madera y barandilla con balaustres tornados del mismo material, forma parte de una estructura correspondiente a un añadido posterior, posiblemente en el siglo XVIII. Así puede verse en la junta que divide ambos cuerpos. Desde él se puede observar el caserío, la vega de Guadix y la Iglesia de Santiago. Debajo del balcón existe un arco de descarga actualmente cegado, posiblemente correspondiente a un antiguo acceso.

La fachada que mira hacia la Plaza de Santiago, construida sobre la muralla medieval de la medina, tiene una fábrica distinta en aquellos elementos añadidos en época moderna, estando realizada con cajones de mampostería y machones de ladrillo.

El interior organiza las estancias en torno al patio de estructura rectangular, con galerías de arcos deprimidos rectilíneos sobre columnas de tipo toscano. Estos arcos son de construcción moderna realizada en hormigón, impactando así en el carácter histórico del edificio. En las enjutas, se coloca decoración heráldica de la familia de los Pérez de Barrada. Desde el patio se accede a dos sótanos abovedados y enfrentados, uno a cada lado. Pasando el patio, al fondo, existe una escalera cubierta con cúpula elipsoidal con adornos lineales en resalte de estilo barroco que da acceso a las galerías superiores.

Las estancias aunque muy modificadas y erróneamente “restauradas”, aun conservan los forjados de madera, alfarjes de tipo de jaldetas y doble orden de vigas. En una de las estancias encontramos un forjado apeinazado con labor de estrella y aspa. En otras, las ubicadas en torno al balcón, tienen alfarjes con canes lobulados y escudos pintados. Sobre todas ellas destacan el salón principal, justo sobre la entrada. En el se mantiene el forjado de limas moamares con tres tirantes apeinazados, con canes de tracería de tipo gótico. De este mismo estilo es la leyenda que recorre la sala en la que pone “EL MUNDO Y ESTA SON DE LA MISMA CONDICIÓN”. De esta inscripción solo queda una parte, habiéndose perdido el resto.

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