Moumentos y procesiones en la SEMANA SANTA de GUADIX de 1896

MONUMENTOS Y PROCESIONES EN LA SEMANA SANTA DE GUADIX DE 1896

El próximo 2 de abril comienza la Semana Santa. Las Hermandades y Cofradías ya están programando, en las distintas parroquias donde tienen su sede, los triduos o quinarios en honor a su Cristo o Virgen titular, ya huele a incienso y cera, ya se están sacando de los armarios las túnicas y capas para tenerlas preparadas para el día en que tengan que salir de penitentes en la procesión.  

Hoy traigo a colación el artículo aparecido en el semanario “EL ACCITANO”, en su nº 232 del año 1896, casi finalizando el s. XIX, hace ahora 127 años.

Esto es lo que dice: 

“En las parroquias y en muchas iglesias de nuestra ciudad se han presentado los monumentos con verdadero gusto y con mucho lujo en la pasada Semana Santa, siendo de notar que cada año aumenta el número y el buen estilo con que son decorados.

Han llamado la atención justamente los monumentos de los templos de Santiago y santa Ana, lo mismo que el de la iglesia del Hospital. En la iglesia de S. Miguel (S. Miguel antiguo) se ha variado el monumento colocándolo en el altar de Ntra. Sra. de las Angustias, prescindiendo del altar mayor, lo que no ha producido el mejor efecto por haber resultado desproporcionado y bajo.

El monumento debe estar, como siempre, en dicho altar mayor, en el de las Angustias colocarse un grupo de pasión y en el altar del Santo Sepulcro colocarse solamente un catafalco que puede costear su Hermandad que es rica y si no lo es, lo parece.  

Las procesiones decaen visiblemente y se empobrecen las Hermandades.

Los penitentes se mezclan con los paisanos y todo forma un conjunto pésimo; sin embargo, las cofradías de la Veracruz de las parroquias de santa Ana y de san Miguel, las cofradías de la Oración del Huerto y del Señor sentado en la piedra, de la iglesia de La Magdalena y la de san Juan, de la parroquia de san Miguel se han exhibido como es de rigor uniformados, numerosos y disciplinados, digámoslo así.

De las cofradías de la Soledad y del Sepulcro nada hay que decir, sino que los cofrades han decaído en su entusiasmo y no asisten al Santo Entierro, lo que enseña que los hombres son inconsecuentes. Si los señores curas párrocos trabajaran con amor, podría levantarse el entusiasmo adormido, pueden hacer mucho, tanto por ser presidentes natos de las Hermandades cuanto por su autoridad espiritual. 

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EL ACCITANO. AÑO VI, nº 232 de 5-4-1896

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