El pleno del Ayuntamiento de Guadix acuerda nombrar Hija Predilecta de la Ciudad de Guadix a Rosa Martínez Vera

El pleno del Ayuntamiento de Guadix aprobó este martes en la sesión ordinaria correspondiente al mes de septiembre el nombramiento como Hija Predilecta de la Ciudad de Guadix de Rosa Martínez Vera siguiendo las directrices recogidas en el Reglamento Especial de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Guadix.

Rosa Martínez Vera, fallecida el pasado 26 de agosto, fue pionera en asociacionismo y discapacidad, fundadora de la Asociación en Favor de las Personas con Discapacidad Intelectual San José. Creó y lideró la Asociación, pionera en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad intelectual. Su compromiso nació en 1973 al fundar el Colegio Psicopedagógico ‘Nuestra Señora de la Esperanza’ para brindar educación a su hijo y otros niños. En 1978, inauguró una residencia escolar, iniciando una red que hoy atiende a casi 700 personas y apoya a sus familias. Tras más de 50 años, la asociación ofrece servicios educativos, residenciales, de empleo y tutela, con 380 profesionales y 750 socios. Su labor ha sido reconocida con diversos premios.

Más datos sobre Rosa Martínez Vera

Rosa nace en Guadix en el año 1936, en el barrio de San Antón, en el seno de una familia humilde.

Durante su juventud decide emprender un negocio de costura con el que ayudar al mantenimiento del hogar y, de esta manera, comenzar una vida con aspiraciones profesionales alejadas del formalismo estereotipado de la mujer ama de casa.

Siendo muy joven conoce al que acabaría siendo su marido, Miguel. Junto a él forma una familia que con el tiempo se acabaría completando con la llegada de tres hijos. El primero de ellos, Miguel Ángel, nace con una discapacidad que se convierte en un grito al inconformismo conforme pasan los años.

Las inquietudes del niño se convierten en un modo de ser alejado de la quietud, la calma y la resignación.

Cuando Miguel Ángel cumple diez años Rosa ya tiene dos hijas más y decide cambiar el rumbo de la vida de su hijo y se hace un propósito que, con el tiempo, se acaba sustanciando en una Asociación de familias semejantes a la suya.

En 1973 Rosa Martínez Vera funda la Asociación en favor de las personas con discapacidad intelectual San José.

Como en todos los prolegómenos, la inquietud se mezcla con el temor y, sin solución de continuidad, acaba venciendo el arrojo, el coraje y la determinación para vencer los inconvenientes y sortear los obstáculos.

Desde sus primeros pasos acudiendo a todas las puertas que se le pudieran abrir, ya sean instituciones, colectivos o particulares, la inquietud de aquel grupo de personas pioneras encabezadas por Rosa Martínez Vera no era otro que el de sacar del ostracismo, de la ocultación, de la infravaloración a los niños y niñas con discapacidad.

Desde los años 70 la Asociación ‘San José’ emprende un camino de constante superación y de reivindicación de la dignidad, de defensa de la igualdad de oportunidades, de la lucha por una sociedad en la que a nadie se le entienda y trate como alguien por debajo de lo normal.

En sus más de 50 años la Asociación ‘San José’ ha andado un camino que le ha llevado a tener en la actualidad a cerca de 700 personas usuarias, 380 personas empleadas y unas 750 asociadas.

Este camino, que se puede resumir en la propia evolución léxica. De “subnormales” a “personas” con discapacidad es la evolución desde un modelo de atención y cuidados al de desarrollo personal e individual, más allá de la tutela hasta lograr la mayor autonomía posible.

Desde sus comienzos, la Asociación ‘San José’ ha ido haciendo un camino que hoy se antoja fácil de resumir, pero que ha comportado un sinfín de retos que superar, que abordar y superar.

Rosa Martínez Vera. Asociación ‘San José’

En sus comienzos, era la propia Rosa, aventajada ya porque era una mujer con carnet de conducir, usaba su propio vehículo para recoger a los niños y niñas de sus casas para llevarlos al Palacio de Peñaflor. En este enclave de la ciudad de Guadix dieron sus primeros pasos muchas niñas y niños olvidados de la sociedad. Y, en este mismo lugar tuvo su origen el Colegio Psicopedagógico que toda la comarca conoce como ‘Colegio de la Esperanza’.

La suya es la historia de una mujer con pundonor.

Su vida es la de la esposa de Miguel para la que Miguel siempre tuvo el apoyo necesario, las palabras y ánimos oportunos y el justo compañero de vida para sacar adelante a Miguel Ángel y a sus dos hijas en tiempos de dedicación a la Asociación que conllevaban el esfuerzo solidario de toda la familia.

Cuando ya no había dinero para llevar y traer a niñas y niños, cuando costaba más darles un plato de comida a mediodía llegó el momento de superar otra limitación y dedicarse, en cuerpo y alma, a la diplomacia de acudir a las Administraciones para lograrse los fondos necesarios.

Salió de su casa para recoger niñas y niños con discapacidad, para tocar en las puertas de la Iglesia, para sondear y lograr apoyos en Granada y en Madrid.

El proyecto no podía acabarse sin que se acabaran las fuerzas, pero Rosa tuvo a su lado, y supo ganarse para su causa, a personas de distintos ámbitos que se comprometieron con ese centro para “niños subnormales” que había en Guadix.

De ahí salieron momentos que quedan para el recuerdo de la valentía de un grupo de mujeres y hombres de Guadix que enarbolaban la bandera de lo que es posible bajo el lema “lo que no se empieza no se termina”.

Agradecidas por la cesión del Palacio de Peñaflor el reto no era ese. El reto era mayor.

Había que hacer una residencia en la que esas niñas y niños pasaran las horas que no empleaban en el colegio. Un lugar para comer y dormir, para entretenerse y divertirse, para soñar viajes y lograr ampliar los horizontes de un mundo que estaba condenado a quedarse en los confines de cada hogar, de cada barrio con suerte, de cada pueblo a lo sumo.

Más aún, no se lograba un colegio y una residencia, sino que se conseguía esa migración de la caverna del hogar protector al universo del resto del mundo y a la posibilidad de relacionarse. La Asociación ‘San José’ que Rosa abanderó en el grupo de personas pioneras acabaría siendo un lugar en que pudieran vivir mejor y, de manera añadida, contribuir a desarrollar sus habilidades personales y sociales en comunidad.

Después del Colegio y la residencia escolar llegaron más centros que dieran respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad en función de su evolución vital y de su realidad personal.

Dos residencias de adultos, una para personas con grandes necesidades de apoyo, otra para personas que envejecen, un centro ocupacional y un centro de Educación Infantil.

Un todo que va floreciendo desde la semilla plantada hace 50 años, y del que Rosa Martínez Vera es la mano de la que la vida se sirvió para plantarla, la constancia y perseverancia para regarla y la habilidad para abonarla con cientos de profesionales que vienen haciendo de la Asociación ‘San José’ el eje de sus vidas, no solo desde un punto de vista profesional, sino como un ejemplo de entrega abnegada y evidencia generosa de cómo son las cosas que se hacen para las personas, para anteponer la dignidad de las personas, de todas las personas sin que importen sus realidades.

Eh ahí otra de las virtudes de Rosa, otra de las realidades que la hacen sobresalir: la capacidad de creer y confiar en las personas.

El tiempo, en su avance que no siempre suele ser benévolo, ha querido evidenciar que Rosa supo de rodearse de profesionales, capaces y capacitadores, que han ido logrando una Asociación ‘San José’ que sigue aspirando a ser de utilidad para las personas con discapacidad y para sus familias. Una Asociación ‘San José’ que entra en las casas de cientos de personas que trabajan o han trabajado en ella, o que la proveen de todo lo necesario para hacer que la vida no se pare. Una Asociación ‘San José’ resiliente que se enfrenta cara a cara con las adversidades, y que crece al ritmo que van marcando los tiempos.

Rosa quiso confiar en las personas, y dio muestras de acierto al depositar la responsabilidad de guiar la Asociación en quienes dan lo mejor de si por ella. Buena muestra de esto es la envergadura que actualmente tiene, la proyección que demuestra y, como muestra tangible, la cobertura de todos los ciclos vitales y realidades personales con un centro de Atención Temprana, un centro para personas con graves y continuados trastornos de conducta y, de manera especial, la dotación de viviendas en comunidad que facilitan tanto la inserción como la autodeterminación personal de las quienes las ocupan y hacen de ellas un nuevo modo de vida lejos de las instituciones y cercano al proyecto vital con que sueñan.

AYUNTAMIENTO DE GUADIX.

1 de octubre de 2025.

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