Edicto del obispo de Guadix D. Nicolás Valdés de Carriazo sobre el orden que se ha de seguir en la procesión del Corpus del año 1613 y en las procesiones generales

La historia de la fiesta litúrgica del Corpus Christi y la procesión por las calles, se remonta a finales del siglo XII. Una monja, Juliana de Mont Cornillón, nacida cerca de Lieja (Bélgica) y que desde joven tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento promovió la creación de una fiesta con este fin.
Unos años más tarde (1263) en Bolsena (Italia), un sacerdote celebraba la Santa Misa y tuvo dudas de que la Consagración fuera algo real. En el momento de partir la Sagrada Forma, vio salir de ella sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal. Este hecho fue considerado como un milagro lo que fue motivo de que los corporales se veneraran como una reliquia llevándose en procesión a Orvieto el 19 junio de 1264.

Varios obispos pidieron al Papa Urbano IV que proclamara en toda la Iglesia una fiesta dedicada al Corpus Christi y así lo hizo por medio de la bula «Transiturus» del 8 septiembre del mismo año, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio. Posteriormente el Papa Clemente V en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 durante el pontificado de Juan XXII se extendió la fiesta del Corpus a toda la Iglesia.
El Concilio de Trento declaró “que la costumbre de celebrar con singular veneración y solemnidad todos los años, en cierto día señalado y festivo, este sublime y venerable Sacramento, y la de conducirlo en procesiones honorífica y reverentemente por las calles y lugares públicos, se introdujo en la Iglesia de Dios con mucha piedad y religión. Es sin duda muy justo que haya señalados algunos días de fiesta en que todos los cristianos testifiquen con singulares y exquisitas demostraciones la gratitud y memoria de sus ánimos respecto del dueño y Redentor de todos, por tan inefable, y claramente divino beneficio”.
En España, la tradición de la fiesta del Corpus entró por Cataluña, a mediados del siglo XIV y desde allí se propagó a otras regiones.
Durante los primeros momentos, la procesión era sencilla, similar a la que se hacía con el Santo Viático: se sacaba el copón del Sagrario y se le procesionaba por las calles de las ciudades y pueblos, entre los cantos y oraciones del pueblo. Poco a poco fueron apareciendo las custodias, que permitían contemplar la Sagrada Hostia. La custodia se llevaba bajo palio; después en andas, buscando un cierto simbolismo con el Arca de la Alianza. A este simbolismo se recurriría más tarde para justificar las danzas delante del Santísimo Sacramento.
Hay tradición que la fiesta del Corpus de Granada se inició con los Reyes Católicos (1492). En Guadix es posible que por cercanía de Granada también se celebrara desde principio del siglo XVI, puesto que en el Título 3º, Constitución XX del Sínodo de la diócesis de Guadix y Baza, celebrado por el obispo D. Martín de Ayala en 1554, se dice “De los que han de venir el día de Corpus Christi a la procesión de estas dos ciudadades”. En un documento de 1594 se establece el orden que deben guardar las cofradías en la procesión del Corpus. En 1613 el obispo D. Nicolás Valdés envía el siguiente edicto a todas las parroquias del obispado.

“El orden que se ha de tener y guardar en la procesión general que se ha de hacer en la procesión del Corpus Cristo, que se celebra la fiesta del Stimo. Sacramento, que será jueves seis días del mes de Junio de este año y en las demás procesiones generales que se hubieren de hacer en esta ciudad de Guadix con los pendones de los oficios, priostes, cofrades, insignias de las cofradías, cruces de las iglesias de esta ciudad y su diócesis y han de asistir en ellas por su antigüedades y prefiriendo los de la ciudad, llevando el silencio y buena compostura como en tal ministerio y es en la forma siguiente:
LOS PENDONES DE LOS OFICIOS
La cofradía de San Torcuato y S. Fandila
La cofradía del santo Fray Diego
La cofradía de S. Antón
La cofradía de las Cinco Llagas
Ntra. Sra de la Cabeza y S. Lázaro
Las Ánimas del Purgatorio
La Soledad de Ntra. Sra.
S. Blas y Sta Lucía
Ntra. Sra. de la Piedad
La del Nombre de Jesús y Ntra. Sra. del Rosario
La Sta. Vera Cruz
Ntra. Sra. de la Concepción
El Sto. Crucifijo
Sta. Quiteria
De la Misericordia
La de la Encarnación
El Stimo. Sacramento de la Magdalena
La del Stimo. Sacramento de Sta. Ana
La del Stimo. Sacramento de S. Miguel
La del Stimo. Sacramento de Santiago
CRUCES DE LA DIÓCESIS
La cruz de S. Torcuato de Fonelas
La cruz de Sta. María de Alquife
La cruz de Sta. María de Lanteira
La cruz de Sta. María de Aldeire
La cruz de Sta. María de Ferreira
La cruz de Sta. María de Cortes y Graena
La cruz de Sta. María de Beas y Muniana
La cruz de Sta. María del Marchal
La cruz de Purullena
La cruz de Cogollos y Albuñán
La cruz de Sta. María del Cigueñí
La cruz de Sta. María de Alcudia
CRUCES DE LA CIUDAD
La cruz menor de la iglesia mayor
La de la Magdalena
La de Sta. Ana
La de S. Miguel
La cruz de Santiago
El estandarte de la cofradía del Stimo. Sacramento de la iglesia mayor
La cruz mayor de la iglesia mayor
Nos D. Nicolás Valdés de Carriazo, del hábito de Santiago, por la miseración divina y de la Santa Sede Apostólica obispo de Guadix y Baza, del Consejo del rey Ntro. Sr., en virtud de santa obediencia y so pena de sentencia de excomunión mayor mandamos se guarde y cumpla la orden aquí contenida dando potestad a Bartolomé de Torres, nuestro Fiscal o su lugarteniente, con el auxilio del brazo seglar de la justicia real de esta ciudad y de la nuestra, para que se apremie a los legos y a los sacristanes, priostes de las cofradías y cofrades de ellas a que cumplan lo que se les ordena y por Nos está mandado bajo pena, además de la excomunión, de 4 ducados a cada uno para obras pías, también mandamos a todos los clérigos de órdenes menores, de epístola, de evangelio y de misa, vecinos de esta ciudad, asistan a la procesión del Stimo. Sacramento y generales que se hiciesen, cuando se encuentren en esta ciudad, con sus coronillas, hábitos y sobrepellices y vayan con la compostura y silencio que deben tener los que tienen tan alto ministerio, para que en todo se sirva a Dios Ntro. Sr. y mandamos se pregone públicamente para que llegue a conocimiento de todos. Dado en Guadix en nuestras casas episcopales a cuatro de Junio de mil y seiscientos trece años”

Autor: José Rivera Tubilla
Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Guadix

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