Guadix es tan vieja y noble que se tiene por una de las ciudades más antiguas de España. Ello significa que sobre su actual solar se han asentado culturas hoy desaparecidas, a su vez, suplantadas por otras ya también extinguidas. En ese largo tránsito histórico, cada civilización ha adaptado el hábitat a su idiosincrasia, y como consecuencia el urbanismo de la ciudad ha estado sometido a un proceso de destrucción-construcción que todavía continúa y continuará en el devenir histórico.
Guadix
Turismo en Guadix
El Marquesado y otros altiplanos
RICARDO RUIZ PÉREZ | GRANADA
La huella andalusí
El recuerdo del mundo andalusí es omnipresente en los altiplanos, pues no en vano configuró su personalidad. La principal manifestación de ello es el paisaje agrario de las vegas de sus pueblos, visible desde la cima de cualquiera de los cerros que hay en la zona. Aunque las concentraciones parcelarias han matizado el aspecto original, el damero pintoresco del abarcamiento actual de las vegas, con árboles en los linderos para mejor aprovechamiento del terreno agrícola, nos habla del uso magistral que los andalusíes hicieron del agua. Sin lugar a dudas, ellos fueron quienes crearon el regadío y los sistemas hidráulicos a él asociados, dando lugar a una agricultura muy productiva, que revolucionó el modelo económico y social hasta entonces vigente.
Construcciones hidráulicas
El Marquesado «El paisaje»
RICARDO RUIZ PÉREZ | GRANADA
El paisaje
El paisaje del Marquesado del Cenete conforma una estampa que con frecuencia sorprende a propios y extraños. La primera impresión la percibe el viajero cuando deja la Hoya de Guadix, impactante a su vez por su aspecto lunar de «malas tierras», y enfila las cuestas de la A-92 en dirección Almería. Surge entonces, como robado del cielo, este altiplano paramérico flanqueado por montañas.
El Marquesado y otros altiplanos
RICARDO RUIZ PÉREZ | GRANADA
La perspectiva hacia el norte de la cima del Puerto del Lobo es sorprendentemente oriental. Inmediatamente debajo se extiende una llanura ancha y amarillenta, totalmente desnuda y rodeada de montañas. No puede haber un lugar más triste para vivir, sin un solo árbol a la vista. Descendiendo se encuentra a unos mil quinientos metros una aldea de color tierra, donde hay unas minas de hierro, pero a poco más de tres kilómetros se levanta aislado y amenazador uno de los mejores edificios del renacimiento español. Se trata del Castillo de La Calahorra
Alquife, un poblado de hierro
TEXTO: A. G. P
Entre Aldeire y Lanteira, y muy cerca de La Calahorra, el viajero se va a encontrar con un paisaje diferente en el pequeño pueblo de Alquife. Se trata de unas antiguas minas, yacimiento de hierro a cielo abierto, que funcionaron hasta hace no mucho tiempo. Están consideradas como las de mayor dimensión de este estilo en toda Europa y su entorno es muy singular.