Soy mujer, mecanismo con engranaje único por María Luisa Yeste López #8M

Soy mujer, ella, que a su vez ha sido,
bebé, niña, adolescente, y, hoy adulta,
trance de tren de vida,
con ventanas para observar,
compartir con alguien, conversación, miradas, anhelos, sueños,
paradas en cada devenir, y, volver a subir.

Estoy en mi cama, abro el cajón de mi mesilla,
busco mi diario, al levantarlo,
siento la sacudida de un recuerdo, me estremezco,
mi madre, en brazos mi perrita Beimol,
mi casa de mi niñez, reflejos que van y vienen fugaces,
eternizan mi almohada, acostada,
medito sobre la frase que mi madre un día me dijo:
«hay que tener amigos hasta en el infierno
porque la virgen te perdona, el demonio no»,
entre lágrimas añadió:
«A pesar de ello, nunca dejes de ser tú misma,
porque el demonio admira,
a quién antepone sus valores y principios,
pues le hace más pequeño ver cómo amas,
a pesar de la crueldad que pueda mostrar con sus hechos y,
acciones», ante aquello, yo, con 11 años no entendía
porqué tenía que aceptar semejantes dichos,
porqué esas lágrimas de mi madre.

Esta noche quisiera abrazarla, y, poder reconfortar su espíritu,
soy mujer, esta noche, mañana, y, siempre,
aunque llega nuestro dia especial OCHO DE MARZO,
mucho queda por hacer, mientras el mundo sea mundo,
apelo a todas nosotras, con un fuerte abrazo en la distancia,
un grito de esperanza, de amor, de amistad,
tenemos lágrimas porque somos capaces de amar a los demás
cómo a nosotras mismas, porque entendemos que un hijo,
no es tu propiedad, es parte tuya pero también es persona,
y, tiene una vida por completar,
porque tenemos hombros para perdonar

la mayor de las aberraciones, sin importar el dolor,
por muchas emociones que invadan nuestra alma,
dejando que el tiempo cultive su semilla,
regando nuestro ser para emerger con más sabiduría,
no dando pié, en nuestra persona, a semejante tiranía,
alejando todo brote que enturbie nuestra meta,
colina, porque tropezamos una, dos, tres, las veces que sea necesario,
pero el bagaje aprendido de vida,
no tiene límite con el brazo estelar de huella encarnado,
llevando nuestra cabeza bien alta,
porque la capacidad de dar sin esperar nada a cambio,
no hay oro en nuestro planeta que halle tal valor,
sin señalar a nadie, boca prodigiosa que tiene palabras reconfortantes

ante un verdugo con su máscara, su inseguridad, miedo,
que desearía ser tú, y, su molde interior no se lo permite,
porque entendemos que una buena pareja, no lastima,
a la madre de sus hijos, a su compañera,
porque nuestra prioridad no es controlar sino guiar con independencia, porque somos capaces de superarnos a nosotras mismas viendo
el reflejo de nuestros hechos en nuestra descendencia,
porque la injusticia, es parte de nuestro ser al nacer teniendo que crecer, madurar y envejecer apartando cadenas
para cambiar una sociedad diferente, que converse, alargue,
inste, a una inteligencia abierta, evolutiva dónde hacer sea antes que ser, porque no olvidamos quienes somos, ni de dónde venimos,
y, adónde vamos.

Soy mujer, todo esto, y, más significa, hombres,
personas que entiendan lo que significa la palabra «MUJER»,
estarán preparadas/os para entender, «ser necesario,
útil para la evolución humana sin disparidad,
única en la enseñanza de amar, fuente inagotable para estar a la altura de su caminar, de su multitud de facetas que la hacen insustituible».

Soy mujer, ser mujer, somos todas.
Mis párpados se cierran, el sonido del viento se lleva mi despertar, descanso, en mi mente digo «soy mujer,
orgullo del universo», suspiro profundo de un cambio
que para mí empezó desde el día que nací,
soy un grano de arena más que aboga
por esa galaxia entrelazada unida a muchos más.

Soy mujer