MUJERES Y ZAPATILLAS BLANCAS por Ignacio Ferriz

Las mujeres, que siempre han sido más listas que los hombres, descubrieron hace tiempo los beneficios para mente y cuerpo de los paseos y su sociabilidad, escogiendo caminos como el de Paulenca para caminar tras preparar el desayuno, llevar los niños al cole o a la caída de la tarde cuando dejas al niño no estudiando o al marido no metiendo las pantuflas en el zapatero, ni la taza del café al menos en el fregadero.

Yo, que siempre llevo la lupa en un bolsillo, he metido en el otro micromicrófonos y mis espías, pajarillos, los han enganchado a sus chándales, mientras, en mis magnetófonos y con auriculares, en un “4 latas” blanco de camuflaje he escuchado sus conversaciones.

Una mujer de 41 años con zapatillas de marca comentaba a su compañera de caminata que está satisfecha con su vida de ama de casa, que se ha aficionado a la lectura con Jorge Bucay y que existe la posibilidad de que su marido, director de una sucursal bancaria, sea trasladado a Granada, en cuyo caso intentarían vender su ático de Guadix y comprar un piso en la capital. Su amiga le argumenta que como en Guadix en ningún sitio y que su marido, con un sueldo menor y ella echándole una mano en la contabilidad del negocio piensa quedarse en Guadix intentando, eso si, a toda costa, que sus hijos hagan en Granada una carrera universitaria, porque la pequeña de 12 años si que es estudiosa, pero el de 15 está repitiendo curso ya que el año pasado estuvo enamorado y no tuvo buenas juntas, pero este año la novia lo ha dejado, que es lo mejor que le ha podido pasar y el se ha propuesto estudiar y quiere hacer en un futuro diseño gráfico.

Dos mujeres de 50 años, una maestra y otra recepcionista a media jornada, hablan de lo bueno que es andar, de las endorfinas que se generan en sus paseos a marcheta rápida y de que la estación ideal para los paseos es el otoño, les gusta pasear por el parque peri urbano y hacer los ejercicios en los artilugios de gimnasia amarillos. Comentan también los avatares de la crisis económica.

Hay un grupo de 3 mujeres de 65, 67 y 71 años que pasean. Una es muy aficionada a la jardinería, y en primavera en un rincón de su patio tiene un pequeño rincón de plantas aromáticas, a veces lleva a sus amigas, les tapa los ojos y éstas por el olor tienen que adivinar de que planta se trata, a la que acierta cuatro plantas le pone un té con hierbabuena, a la que no también. Comentan que, por su generación, han sido esclavas de sus padres y de sus hijos. Una de ellas afirma que jamás llegó al clímax del placer sexual en esa sociedad manipulada y machista y que si llega a nacer en esta época otro gallo habría cantado. Otra cuenta que tuvo tres hijos, uno, soltero, que trabaja como subdirector en una subcontrata del ministerio de urbanismo, dice, contenta, que está “forrao” y vive como dios en calle Serrano en Madrid. Otro hijo murió en accidente de tráfico por culpa de un inconsciente que había bebido de más y cogido el volante esa noche. La otra, funcionaria de la administración de justicia, su marido, gestor inmobiliario, ahora en paro, todos viven en el adosado de ellos. Cuando esta madre dice”Coña, llevadme a mi casa o a una residencia de esas nuevas que están muy bien”, que ha dicho mil veces que la paga tu “cuñao” el rico, que yo no quiero molestar”, el yerno le responde “no diga eso Herminia, que usted está muy bien con nosotros, nosotros con usted, no molesta sino que ayuda, guisa usted como Arguiñano, Arzak, Simone Ortega y Ferrán Adriá juntos, sus nietos la adoran y además los que estamos agradecidos somos su hija y yo que así podemos “trotanochear” con la sudadera y la cinta en la frente mientras usted se queda un ratico con los nietos y “nochear” los sábados en el pub La buhonera con J.B.”, “¿ y quién es ese J.B.?” “Un amigo escocés, suegra, un amigo escocés”, “que cosas más raras dices, yerno”.

“Bueno, amigas, a lo tonto a lo tonto hemos llegado a Paulenca y hemos vuelto”, “¿Cuánto hemos tardado”, “Una hora y media”, “Eso que llevamos de desfogue y salud”, “Quien mueve las piernas mueve el corazón”, “Eso digo yo, y además nos hemos olvidado un ratico de los maridos y las preocupaciones” ,”No digas eso, puñeto, que yo a mi Paco lo quiero mucho”, “Es un decir, mujer”, “Bueno, ¿quedamos mañana a las 9.30 como siempre?”, “Dicho y hecho”.

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