Mons. Ginés García, Obispo de Guadix, celebró su primera misa Crismal

GUADIX 30-3-2010.- Mons. Ginés García, obispo de Guadix, ha celebrado su primera Misa Crismal como obispo. Se trata de una celebración muy especial que se celebra el Jueves Santo y que, para facilitar la asistencia, se adelanta al Martes Santo. Estaban todos los sacerdotes de la diócesis, en torno a su nuevo obispo, en la catedral accitana.

La Misa Crismal es una celebración en la que se bendicen los Óleos y se consagra el Crisma –de ahí el nombre-, que van a ser utilizados en la administración de los Sacramentos del Bautismo, Unción de Enfermos, Confirmación y Orden Sacerdotal. Además, los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales, manteniendo así su fidelidad a Cristo y a la Iglesia.
Mons. Ginés García comenzó su homilía destacando que ésta era su primera Misa Crismal como Obispo. Habló de la Iglesia, de su Misterio y de su llamada a la santidad, “siempre marcada por el pecado de los hombres”. En este sentido comentó “que los pecados de los hijos de la Iglesia no nos desanimen para buscar siempre el rostro del único Santo, ni nos hagan perder la ilusión por mostrarlo a los demás. Incluso el pecado, puede ser la oportunidad para retornar a Dios con nuevo empeño y renovar nuestra vida en su gracia”.
Habló del Óleo de Catecúmenos, que es el Óleo de la fortaleza; del Óleo de los Enfermos, que “es el óleo de la curación, del consuelo en la enfermedad, de la fortaleza en la debilidad”; y del Crisma, del que dijo que “nos hace testigos y portadores de la salvación de Dios”.” “Ser crismado es ser Cristo, transparencia de Cristo”.
También habló Mons. Ginés en su homilía de la renovación de las promesas sacerdotales que hacen los presbíteros en esa Misa Crismal. En el contexto del Año Sacerdotal convocado por el Papa Benedicto XVI, habló de la llamada a la santidad que supone el sacerdocio. “ Desgraciadamente, -dijo-, nos encontramos con actitudes en algunos sacerdotes que contradicen la santidad del ministerio al que han sido llamados; estos hechos son deplorables y los rechazamos con todas nuestras fuerzas; nos hieren el corazón ante el daño que hacen a inocentes y el desgarro que producen a la Iglesia. Si graves son estas actitudes, más lo son por aquellos que las realizan. Todo esto nos debe llevar a la necesidad de una purificación dentro de la Iglesia, y de un modo particular en el clero”
Y llamó a los sacerdotes a superar actitudes de tibieza en la vivencia del ministerio y a cuidar la identidad sacerdotal: “si vivimos con dignidad nuestro sacerdocio seremos, seguiremos siendo, testimonio para este mundo”. Mons. Ginés García terminó proponiendo algunos medios a los sacerdotes para vivir mejor su identidad sacerdotal: la oración, la celebración de la Eucaristía y de la Penitencia, la formación permanente y espiritual, la austeridad y la cercanía a los pobres, el celibato como testimonio y el amor a la Virgen María.
A. Gómez

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