De los spaghetti a la fresa

15.09.10 – 01:52 – MIGUEL CÁRCELES | ALMERÍA.
La ‘Babwil’, la locomotora a vapor más cinematográfica del país, vuelve a rodar en Madrid
Durante seis semanas, el Tren de la Fresa, un convoy turístico entre Delicias y Aranjuez, será arrastrado por una antigua máquina de la línea Linares – Almería

«¡Corten!». Steven Spielberg ordena el fin del rodaje. En la madera negra de la claqueta, con letra mayúscula y en tiza, ‘Indiana Jones y la última cruzada’. Corre el año 1989, y la ‘Babwil’ -o la ‘Barbie’, como la conocen algunos ferroviarios de la zona- hace su última aparición estelar. Se apagan los focos y del escape de la locomotora vuelve a salir el romántico humo negro que quedará inmortalizado en 35 milímetros en tantos rollos de Hollywood. Va dejando tras de sí las vías almerienses camino de los hangares del depósito de locomotoras de la estación de Guadix. Allí ha permanecido, prácticamente inmóvil -salvo por un corto viaje a Lérida para una restauración- durante los últimos veinte años. Sin carbón en sus calderas. Sin humo negro en las entrañas.
Hace tres meses, el 30 de julio, la ‘Babwil’ volvía a rodar. Enfilaba Despeñaperros en lo que ha significado su vuelta a los andenes. Tras una breve puesta a punto en los Talleres Celada de León, la locomotora 140-2054 permanecerá hasta finales de octubre con base en la Estación de Delicias de Madrid, hoy día reducida a Museo del Ferrocarril. La ‘Babwil’, una de las pocas máquinas a vapor que, con alimentación de carbón, aún pueden rodar, es la encargada de arrastrar los cuatro vagones de madera del tren turístico que enlaza Madrid y Aranjuez, el más famoso de España, el Tren de la Fresa.
«Está en perfecto estado. Sólo ha tenido que renovarse el sistema de frenado y someterse a una revisión general». El almeriense Domingo Cuéllar, subdirector del Museo del Ferrocarril de Delicias, ha sido uno de los principales impulsores que han provocado que las ruedas de la ‘Babwil’ vuelvan a girar sobre los raíles, como antaño. «A principios de verano, la nueva directiva del Museo se propuso que el Tren de la Fresa volviera a ser tirado por un tren a vapor, y no uno diese, como hasta ahora». La ‘Babwil’ era la candidata perfecta. A pesar de sus ochenta años de vida (llegó a la compañía de los Ferrocarriles del Sureste en 1928 procedente de los talleres vascos Babcok Wilcox, de ahí su sobrenombre ‘Bab-wil’) su funcionamiento es ejemplar. Sus motores a vapor cuentan con el atractivo de alimentarse gracias a paladas de carbón, tal y como las películas han alimentado el imaginario colectivo. Y además, su aparición en grandes montajes cinematográficos supone un valor añadido a la oferta del Tren de la Fresa.
«Nos han felicitado mucho», reconoce Cuéllar. Este fin de semana, la nueva joya del museo ya ha hecho dos viajes de ida y vuelta entre Delicias y la aristocrática ciudad de Aranjuez y ha sido el objeto de la mayor parte de las miradas. Lejos de las actuales locomotoras, la ‘Babwil’ ruge de forma cíclica el sonoro ‘chacachá’ que ha servido de banda sonora en las películas de la mitad del siglo pasado.
De entre esas películas, la ‘Babwil’ ha sido protagonista en media docena. Además de en ‘Indiana Jones y la última cruzada’, esta gigantesca máquina negra y roja ha tenido apariciones estelares en cintas como ‘La India en llamas’, ‘El sol rojo’, ‘El bueno, el feo y el malo’, ‘La muerte del presidente’, ‘La muerte tenía un precio’ o ‘Doctor Zhivago’. Corrían entonces los años sesenta. El vapor había dejado de ser una opción comercial en los caminos de hierro del sureste peninsular y la ‘Babwil’ quedó arrinconada en la playa de vías accitana. Pero su belleza y su capacidad para estar lista sin problemas la convirtió en un elemento más de reclamo para la floreciente industria cinematográfica que observaba en los escenarios naturales del desierto almeriense y del Cabo de Gata la plasticidad que necesitaban para sus rollos. La de los Spaghetti Western que ubicara el almeriense desierto de Tabernas en el mapa gracias a la claqueta de Sergio Leone.
Una máquina de carga
Hasta que el cine la rescatara de los hangares y desde que a finales de los años veinte llegara a Guadix, la Babcok Wilcox fabricada en los hornos bilbaínos fue destinada al arrastre de los vagones de mercancías que circulaban por los raíles de las líneas Guadix – Almendricos (a través de Baza y la comarca del Almanzora) y Linares – Almería. Casi treinta años de servicios que culminaron, como en la mayoría de los casos, debido a su sustitución por las modernas locomotoras diesel, más cómodas, más baratas de explotar y más rápidas. La ‘Babwil’ se salvó de la jubilación total. Desde la clausura de la tracción a vapor de Renfe en 1975, sólo una escuetísima parte de sus locomotoras permanecieron en los museos ferroviarios de Delicias y de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). La gran mayoría terminaron en pedestales como monumento al ferrocarril en los municipios con más tradición o donados a asociaciones de amigos para su mantenimiento y reconstrucción. Sólo unas pocas fueron restauradas y rehabilitadas para su preservación como material histórico.
Fue el caso de esta máquina. Su vinculación con el territorio y sus posibilidades para ejercer como reclamo turístico por sus apariciones cinematográficas la han convertido en un preciado material. Durante mes y medio, va a ser la gran novedad de la temporada del Tren de la Fresa, en Madrid. Pero no será su final. La ‘Babwil’ tendrá, desde su actual almacén en los hangares de la estación ferroviaria de Guadix, mucha más vida. Igual que la tuvo a pesar de que los 35 milímetros que la inmortalizaron siempre acabaran con las agoreras letras de ‘the end’.

www.ideal.es

Deja un comentario