AÑO 1778 – GUADIX pide al cabildo que salga la procesión de SAN TORCUATO para que los libre de la EPIDEMIA

POR EL AÑO 1778 EL PUEBLO DE GUADIX PIDE AL CABILDO DE LA CATEDRAL QUE SALGA EN PROCESIÓN SU SANTO PATRÓN S. TORCUATO PARA QUE LO LIBRE DE LA EPIDEMIA

La historia de la Humanidad está plagada de acontecimientos que los hombres han tratado de explicar desde un punto de vista mágico y misterioso.

Los más imprevisibles sucesos naturales catastróficos, como epidemias, terremotos, riadas, las carestías y hambrunas ocasionadas por las sequías o la langosta, alteraron la vida cotidiana durante el Medievo y la Edad Moderna.

Ante estos sucesos y calamidades, en  una sociedad tan sacralizada como era la española del siglo XVII Y XVIII, que veía en las epidemias la manifestación del castigo divino contra la humanidad por sus muchos pecados y debido a la ineficacia de los remedios sanitarios y naturales, a las personas,  para conseguir de Dios su clemencia y que las librara de las temidas epidemias, no les quedaba más remedio que encomendarse al Altísimo, al que por intercesión de los santos pedían su clemencia con rogativas, procesiones y manifestaciones religiosas entre las que ocupaban lugar primordial el voto, que era,–y sigue siendo, dado su establecimiento a perpetuidad-, un acto de agradecimiento a la Providencia Divina por su benéfica intervención en coyunturas difíciles y especialmente trágicas.

El proceso que el pueblo sencillo seguía en épocas de epidemias, cuando se veía angustiado, porque comprobaba que enfermaba gran cantidad de gente y no había remedio para evitar su muerte, era acudir al síndico personero, como defensor del bien común de los vecinos, para que desde el Concejo o Ayuntamiento se elevara petición a la Iglesia, Cabildos catedralicios o párrocos con el fin de que pusieran por intercesores a los santos, se le hicieran rogativas, novenas, votos, se sacaran en procesión, con objeto de obtener de Dios el beneficio de su gracia y los librara de las calamidades.

Guadix, por el año 1777, se vio afectada por la enfermedad del “tabardillo”.

Con este motivo desde el Ayuntamiento se envió una carta al Cabildo rogándole que, debido a la consternación general de todo el pueblo al ver que cada día iban aumentando los enfermos y debido, además, a que nuestra ciudad en todos sus conflictos siempre había implorado la mediación de su glorioso patrono S. Torcuato para conseguir los divinos auxilios, suplicaba al Cabildo se sacara en procesión general el sagrado brazo e imagen de S. Torcuato, así como la reliquia de la Santa Espina para implorar por este medio de la Divina Piedad librara a la ciudad de esta epidemia.

El Cabildo accedió a esta petición y salieron en procesión las reliquias del brazo de S. Torcuato y la de la Sta. Espina, así como la imagen de su santo patrón. 

A los pocos días de la procesión se recibió en el Cabildo una carta del Ayuntamiento en la que decía que : “….habiendo conseguido de la Divina Piedad, por la poderosa intercesión de nuestro patrón S. Torcuato, el alivio en las enfermedades que padecían sus vecinos, quienes habían traído al glorioso santo de su ermita en Face Retama y lo habían mantenido en la iglesia catedral con la debida decencia a fin de experimentar el consuelo que siempre han experimentado por medio de su grande protección en cualquier género de aflicción en que lo han invocado; entendiendo que ya era tiempo oportuno de conducirlo a su santuario se lo comunicaban al Cabildo para que se pusiese en efecto dicha conducción”.

Ante esta petición el Cabildo determinó que el sábado siguiente se dijera una misa de acción de gracias a Dios por haber librado a la ciudad, por intercesión de S. Torcuato, de la temida epidemia y que por la tarde se hiciera la procesión general para llevar su imagen a la ermita de S. Sebastián para posteriormente trasladarla a su santuario de Face Retama

FUENTE: Archivo Histórico Diocesano de Guadix
AUTOR: José Rivera Tubilla

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