Muchos tienen que repetir su nombre varias veces o ver cómo estos cambian en documentos oficiales allí donde el llamarse así es más que insólito
16.05.10 – 02:44 – J. J. PÉREZ | GUADIX.
Son muchos los vecinos de la comarca de Guadix que vieron la luz e, inmediatamente, el nombre de Torcuato en su partida de nacimiento. Muchos de estos accitanos emigraron en su día y llevaron el nombre del santo patrón de la comarca granadina a todos los rincones del mundo. Muchos de los Torcuatos se dieron cuenta que su nombre no era tan conocido ni frecuente como entre las fronteras de la hoya de Guadix. Algunos han tenido que repetir su denominación en varias ocasiones hasta que eran entendidos por un funcionario y otros, incluso, lo perdieron oficialmente fruto de algún error administrativo a la hora de ser escrito.
¿Y llamarse Torcuata? El nombre de Torcuata es mucho más insólito. Casi hay que buscar con lupa las que pueblan por el mundo. En Palafrugell (Girona) encontramos a nuestra Torcuata: Torcuata Caballero. Lleva 82 años con el accitano nombre a cuestas, desde el mismo instante que la madrina de su bautizo decidió dejarle el suyo. Torcuata nació en Beas de Guadix y desde allí emigró en los años 60 a Cataluña. Confiesa que le hubiese gustado llamarse de otra manera, aunque tampoco le da más importancia a la cuestión. No debía disgustarle mucho el nombre cuando decidió ponerle a uno de sus hijos el nombre de Torcuato, se trata de Torcuato Romero.
Torcuato Romero (el primer Torcuato Romero de esta historia), nació hace 60 años en Beas de Guadix. Con pocos años su familia emigró a Cataluña y allí fue donde se dio cuenta que el nombre de Torcuato resultaba llamativo para sus nuevos vecinos. «Me llamaban Tres-cuatro», comenta.
No obstante, la prueba de fuego la tuvo que pasar con su novia, su actual mujer. Maribel Sierra, natural de Huesca. Ella confiesa que era incapaz de recordar el nombre y tenía que preguntar a sus compañeras de trabajo para recordarlo. Para cada problema, una solución y Maribel decidió cortar por lo sano y llamarlo simplemente Tor.
No fue el único problema de Maribel. A su familia tampoco le resultaba fácil recordar el nombre del de Beas. «Mis suegros apuntaron el nombre en un calendario para recordarlo», asegura. La relación de Maribel con el nombre de su marido fue espinosa incluso en el momento de las amonestaciones. «Cuando nos llamaron para casarnos yo no sabía que nombre habían dicho porque ya me había acostumbrado a llamarlo Tor», confiesa.
El nombre de Torcuato también ha sido objeto de alguna broma familiar y es que Tor bromeó con su mujer a la hora de decir que había inscrito en el registro civil a su hijo mayor como Torcuato. «Me iba a morir, no descansé hasta que vi el libro de familia», dice aún hoy con alivio Maribel. Torcuato asegura que hay nombres mucho más feos que el suyo y no entiende a quienes no lo conocen -incluida su familia política-, «hay Torcuatos muy famosos como Torcuato Luca de Tena o Torcuato Fernández Miranda», argumenta.
Fieles a su nombre
Los torcuatos se muestran fieles a su nombre, aún cuando tienen la posibilidad de cambiarlo. Torcuato Suárez vive en Toulouges a 5 km de Perpignan. Cuando se nacionalizó francés el funcionario del Registro Civil le ofreció la posibilidad de cambiarse de nombre, pero… «Cómo lo iba a cambiar, si toda la vida me he llamado Torcuato», asegura después lucir su peculiar denominación tras 78 años. Torcuato también ha visto como ha sido llamado de formas diferentes alguna vez; no obstante, sus vecinos para evitar problemas lo identifican por su apellido: Suárez.
A este granadino, procedente de Fonelas, el nombre también le viene por herencia. No obstante, ni su hijo, ni ninguna de sus seis hijas, quince nietos y dos biznietos llevan su nombre. «Porque no les gustaba», sonríe. Torcuato es un hombre muy conocido entre sus vecinos franceses, aunque siempre le llamen Suárez.
Pocos Torcuatos se han bautizado en Francia, pero haberlos hailos. Torcuato Saavedra vive en la localidad Francesa de Fossoy. Heredó el nombre a su vez de su padre, también Torcuato Saavedra. Para él su nombre nunca ha supuesto ningún problema, aunque también es cierto que sus vecinos le dicen ‘Tato’, mucho más fácil de recordar. El nombre de Torcuato es un auténtico desafío para la fonética francesa. Eso lo sabe bien Torcuato Rodríguez, quien durante unos cinco años llevó en su cartilla de identidad el nombre de ‘Torrenato’. No es difícil que hasta su domicilio en la localidad de Nangis -cerca de París- lleguen correos con esa invención de nombre.
Lo cierto es que tanto Torcuato como su mujer, María Rabaneda, son con su nombres y sus apellidos un pulso constante a la erre gala. Por eso es habitual que este Torcuato, escarmentado, oriundo de Graena, cuando tiene que dar su nombre lo haga por escrito.
Como en otros casos, la herencia familiar es la ‘culpable’. Torcuato cree que no se ha cruzado con ningún otro tocayo desde el año 1962 y tampoco lo ha hecho ni en su propia casa.
Cuando nació su hijo, la hija mayor decidió que su hermano se llamase David. No obstante, David asegura que siente un lazo muy fuerte con la tierra de sus padres y que por eso he creado una empresa que es el único turoperador francés dedicado a Andalucía (www.viajillo.fr).
Avenida Torcatis
En Perpiñán, Torcuato Buendía asegura estar contento y encantado con su nombre. «A los franceses les resulta un nombre simpático», asegura, y es que este anticuario casi juega en casa porque en Perpiñán existe una avenida y un paseo llamados Torcatis. Precisamente, este paseo es uno de los lugares que frecuenta a diario Torcuato Buendía. Pese a ello, este Torcuato también ha visto su nombre escrito como ‘Torrenato’ o ‘Bernato’, que tampoco está mal.
Este accitano emigrado estuvo a punto de transmitir su nombre a su hijo nacido en 1962, sin embargo, la muerte en unas inundaciones un año antes de su cuñado Manuel hizo que la familia cambiase de planes y con él terminasen los torcuatos en su dinastía.
Quien sí ha transmitido el nombre de Torcuato a sus hijos ha sido Torcuato Romero. Este accitano, sanmigueleño para más señas, asegura que tanto él como su hijo se sienten orgullosos de su nombre y de sus orígenes. «A mí personalmente me gusta, a pesar de que siempre, la primera vez, tengo que repetirlo dos o tres veces para terminar mostrándolo escrito o deletreándolo». Sin embargo, el que Torcuato no sea un nombre de moda ni muy conocido fuera de la comarca accitana también tiene sus ventajas. «En mi profesión sin embargo, me ha venido muy bien. Conozco mucha gente en toda España, soy el único Torcuato, por tanto no tengo la necesidad de matizar con el apellido. Torcuato sólo soy yo», sentencia.
En los últimos 25 años, ha trabajado como delegado comercial para una compañía alemana fabricante de maquinaria de artes gráficas. Actualmente vive en Madrid.
A pesar de que está orgulloso de este nombre heredado de su padre y a éste a su vez de su abuelo, en sus viajes no le han faltado anécdotas que contar, como la de aquel compañero inglés en la empresa una vez se le ocurrió que su nombre era muy difícil para él y tenía que tener traducción a su idioma y así, el inglés ni corto ni perezoso «estuvo los tres días que coincidimos llamándome ‘Tor-four’», por poner un ejemplo.
Aunque no ha necesitado tratar con ingleses para encontrarse con problemas a la hora de dar a conocer su nombre. «Hace muchos años, en 1979, en la habitación de un hospital de Úbeda, una amiga me presentó a su madre ingresada muy enferma, quien al oír mi nombre preguntó con voz de asombro: ¿Cuántos?».
Torcuato no ha dejado de ver ventajas en su nombre. Ha sido un perfecto localizador de accitanos por el mundo.
Se ha encontrado con tocayos que han resultado ser viejos conocidos o con los que ha iniciado una buena amistad sólo con pronunciar su nombre porque, como dice él: «La tierra tira y cuando oyes tu nombre estando tan lejos, no puedes evitar una pequeña emoción».