SE PIDE UNA LIMOSNA PARA RESTAURAR LA CAPILLA DE LA VIRGEN DEL CARMEN DE LA IGLESIA DE S. FRANCISCO DE GUADIX. AÑO 1901
El próximo domingo día 16 de julio la Iglesia celebra la festividad de la Virgen del Carmen. Esta advocación, dedicada a la Virgen María, procede de la veneración que un grupo de ermitaños, desde el s. XIII, que se retiraron a vivir en el Monte Carmelo, situado en el actual estado de Israel, le dedicaron a la Virgen. Con el tiempo la veneración de esta advocación mariana fue difundida por la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, conocidos como carmelitas.
Hay documentación para afirmar que en Guadix se pudo fundar la Muy Antigua y Venerable Hermandad de Nuestra Señora del Carmen en 1605, que en principio tuvo su sede en la ermita de S. Marcos, desaparecida a mediados del s. XIX, pero al poco tiempo los hermanos solicitaron el traslado de la Hermandad a la iglesia del convento de S. Francisco, en donde ha permanecido hasta que la iglesia de S. Francisco ha sido desacralizada. Actualmente la Hermandad e imagen de la Virgen del Carmen se ha trasladado a la parroquia de Santiago.
Hoy traigo a colación una noticia que se publicó en el semanario “EL ACCITANO” no sobre la procesión con la imagen de la Virgen del Carmen, sino para pedir una limosna con el fin de restaurar su capilla que debía estar muy deteriorada.
Esta es la transcripción de la noticia:
“Existe una capilla en el templo dedicado a S. Francisco en la que se lee la siguiente inscripción:
“Se restauró esta capilla a devoción de su Hermandad y de varios devotos y se pintó a costa del capitán retirado don José Navarrete siendo mayordomos los señores don José Ruiz Villanueva y don Fernando Moya y los licenciados don Gumersindo García-Varela y don Torcuato de Cañas. Año 1852”
La capilla es de la Virgen del Carmen y la Hermandad la de tan amante Madre. Hace cuarenta y ocho años que se hizo la restauración (1853) y que se pintaron aquellas paredes. El tiempo, se dice, no pasa en balde y todo lo estropea, lo consume y lo transforma y natural es que el altar de la Virgen esté en mal estado, tanto en pintura como en la soladura que está hecha añicos. En esta tierra se quiere tanto a la Madre de Dios que no puede tolerarse que el camarín de la Virgen del Carmen esté feo y roñoso y es preciso que se vuelva a restaurar la capilla, presentándola con toda la brillantez posible en este primer año del siglo XX. La obra no es de romanos, con trescientas pesetas se sale del paso.
¡Amantes hijos de la Virgen del Carmelo, una limosna para tal fin! El que esto escribe, hijo de don Gumersindo, contribuirá con su modesto óbolo y es seguro que los hijos de los demás mayordomos harán lo propio, que son católicos de buena cepa, y contribuirá nuestro Excmo. Piadoso Prelado, el seminario, el Cabildo, los párrocos, todos, en una palabra. ¿Quién puede recibir los donativos? Teniendo en cuenta la devoción que a la Virgen Carmelita tiene don José Ruiz Soler, hijo del mayordomo de antaño don José, este señor es excelente depositario.
¡Hijos de la Virgen del Carmen, una limosna para restaurar su camarín! Estamos seguros de que no habrá señoras ni señoritas que dejen de depositar su ofrenda y que ellas serán las que impulsen la realización de este pensamiento sugerido en vista del lamentable estado de la capilla de la Señora más grande, más excelsa y más sublime, más pura, más santa y más amante que la humanidad conociera.
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EL ACCITANO. AÑO XI, nº 509 de 6-10-1901
Artículo encontrado por José Rivera Tubilla