CRÓNICA DE LA FIESTA DE NTRO. SANTO PATRÓN S. TORCUATO DEL AÑO 1893
El religioso espíritu de amor y veneración a S. Torcuato, vivamente encarnado en los hijos de Guadix, y el fervoroso respeto tenido a este ilustre patrono son causas o motivos suficientes para explicar la alegría, el júbilo y el regocijo que todos sentimos al escuchar a las doce del día de hoy 14 de mayo, víspera de la fiesta de nuestro santo Patrón, un repique general de campanas cuyas sonoras vibraciones repercuten en nuestro corazón, el estampido de los cohetes que hienden rápido la atmósfera cual si anhelaran escalar el cielo, estallando en lo alto de las nubes.
Las bandas militar y municipal simultáneamente tocan en los dos extremos de la plaza de la Constitución artísticamente adornada con arcos, escudos, banderolas, lazos y gallardetes.
El pabellón nacional se iza sobre la fachada del Ayuntamiento y también en las escuelas y edificios públicos.
Las farolas se adornan con gallardetes de colores nacionales y los balcones se engalanan con vistosas colgaduras que el viento agita.
Por la noche, surge a inmensa altura, tejida en las sombras, una guirnalda luminosa orlando la aguzada y enhiesta torre de la catedral, los balcones son también iluminados, crece por momentos la animación en las calles, en la plaza, cuyos miradores cuajados de luces semejan dos ascuas de oro, el bullicio es enorme, la gritería inmensa, el estruendo inaudito.
A las nueve se quemó un castillo de fuegos artificiales por un notable pirotécnico de esta población que no sólo gustó a la numerosa concurrencia, sino que verdaderamente sorprendió por la rareza y originalidad de sus caprichos.
Uno de ellos agradó sobre manera a la muchedumbre por su carácter histórico.
Al día siguiente, 15 de mayo, a las nueve de la mañana se celebró la procesión del Patrono a la que asistieron el clero catedral y parroquial, el ilustre Ayuntamiento bajo mazas, los señores Jueces de Instrucción y Municipal, el colegio de abogados, los señores coroneles y principales jefes de los dos regimientos, de caballería uno e infantería otro que guarnecen la plaza, los colegios de ambos sexos con sus respectivos profesores que ostentaban su cruz en el pecho y otras personas de representación dentro de la localidad.
Las calles por las que ha pasado la procesión de san Torcuato estaban alfombradas por verdes y frescos juncos y hierbas olorosas, los balcones estaban llenos de muchachas primorosas que agitaban con las blandas plumas de sus abanicos la fresca brisa de la mañana embalsamada por los sutiles perfumes de las rosas y demás flores de la primavera.
La procesión recorrió su itinerario seguida de una muchedumbre y termino en la catedral en medio de frenéticos vivas a san Torcuato. A las 12 se repartieron 1.000 bonos de pan entre los pocos pobres que acudieron al reparto.
Por la tarde, música en los jardines del Salón y cucañas en la plaza Nueva. A la noche, velada en dichos jardines, que resultaron fantásticamente iluminados por multitud de focos eléctricos ocultos entre los árboles, combinando sus rayos con artísticos grupos de bombos a la veneciana. Las dos músicas ya citadas animaron dicha velada, tocando escogidas piezas.
Aureliano del Castillo
EL ACCITANO. AÑO III, nº 81 de 14-5-1893.
Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Guadix
Transcripción: José Rivera Tubilla
Me parece un escrito precioso, contado con mucho romanticismo y sencillez. Y se me ocurre pensar, que ese mismo programa no sería difícil llevarlo hoy a este siglo. o me he pasado?🤨