Vida a borbotones en Güéjar Sierra

13.08.10 – 01:52 – TEXTO Y FOTOS: J. J. PÉREZ |

De feria en feria como el puesto del turrón y hasta Güéjar Sierra ha llegado el puesto de turrones, golosinas y juguetes de los Hermanos Toribio. Hasta llegar a esta localidad han el puesto ha tenido que sortear una carretera sinuosa frecuentada por numerosos ciclistas, aunque el viaje de la dependienta, María Parrilla, comenzó hace cerca de 50 años en Guadix.

María elogia las comodidades modernas que ha hecho mucho más llevadero su negocio, condiciones que han permitido que hoy en día «se aguante menos, porque ahora el buche lo tienes lleno y antes no tenías más remedio que aguantar», dice María. Mientras suena el mundialista waka waka en la plaza, María recuerda los tiempos en los su puesto era una endeble estructura de madera, con los hijos a cuestas y sin ninguna comodidad.
El puesto de turrón de esta vecina de Güéjar se encuentra ubicado a escasos metros de la fuente de la plaza del pueblo, de la brota el agua a borbotones como la vida misma en este pueblo. Éste presume de la calidad de su agua, porque «aquí lo mejor es que no hay que comprar el agua», advierte Manuel Ortega. La fuente de la plaza, que también ha tenido una ubicación itinerante hasta llegar a su ubicación actual, ofrece el agua que llega directamente de El Altillo y traslada todo el frescor de la sierra.
Güéjar se define como ‘Corazón de la Sierra’ o ‘Cuna del Genil’. El agua es un elemento esencial en la vida de este pueblo, pero también la cercana estación de esquí. Nicolás Cejudo es uno de los güejareños que trabajan en los remontes de la estación, con él -calcula a ojo- otros cien vecinos del pueblo viven directamente de la estación de esquí.
La amabilidad como sello
Pero la estación no sólo se lleva vecinos, también los trae, como Noël Nimaga, instructor de snowboard afincado en la localidad, quizá por la amabilidad que descubre en sus vecinos, «estar aquí diez minutos son suficientes para hablar con los abuelos», dice. Noël también se ha rendido a los atractivos naturales de la localidad, a sus posibilidades para hacer rutas senderistas, parapente e incontables actividades en la naturaleza.
A escasos metros del consistorio se sitúa el Bar Encapaco, regentado por Paco Fernández. Si el pueblo se define como ‘Corazón de Sierra Nevada’, Paco cambia el órgano y habla y lo llama «pulmón de Sierra Nevada». Paco se refiere a la riqueza natural del entorno del pueblo. El pueblo ha vivido durante generaciones de la riqueza del campo, razón por la que sus vecinos fueron conocidos como «los del azadón», explica Paco.
Con el azadón en la mano se crío el poeta local Domingo Puerto. «Yo fui a la escuela de los 6 a los 14 años y mis cursos empezaban en noviembre y terminaban en marzo, cuando no había tareas en el campo», cuenta Domingo. En el año 2007 publicó una recopilación de poemas escritos a lo largo de su vida titulada ‘Avatares’. En este libro, como su propio nombre indica, Domingo habla «de to». Sus influencias son Rafael de León, Benítez Carrasco y Federico García Lorca.
Domingo conoció a Federico García Lorca en el año 1962 mientras trabajaba en Suiza y escuchaba la radio. Una voz en español que hablaba de un poeta granadino le agudizó la atención. Se trataban de versos conocidos y cantados en su casa como ‘La casada infiel’, pero fue entonces y en el extranjero cuando conoció a su autor.
No podemos dejar Güéjar Sierra sin visitar el Bar Polilla en la calle Carrera. Con muchos más grados de los que ofrece generosamente el Lorenzo estos días de agosto se pelea frente a los fogones desde hace 33 años Encarnación Infante.
Durante tres décadas Encarnación no ha dejado ni un solo día de hacer su receta de choto. Su receta es tan popular que incluso en el rótulo de la calle ha sustituido el nombre del establecimiento. Todos los ingredientes los aporta la propia casa, dice Encarna, aunque el secreto de su receta son las ganas de los propios comensales.

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