«Pegada al flanco sur de la ciudad, se ciñe una extensa comba de cerros cónicos, apiñados anárquicamente, sin más organización que la divisoria trazada por los surcos profundos de los barrancos. Un laboreo geológico de lluvias torrenciales ha ido configurando la arcilla hasta trazar un paisaje de aspecto lunar. Allí anidan las cuevas».