LA FERIA DE GUADIX DE 1893
Los pueblos salen de su atonía cuando son empujados por otros pueblos que no quieren quedar rezagados en la brillante arena olímpica que recorren otros a su vez, espíritu generoso de emulación que impulsa las múltiples ruedas del progreso en el último agonizante tercio del siglo actual.
Guadix va comprendiendo su pasado aislamiento en el concurso general de esas agrupaciones históricas que que se gobernaban por sus propias leyes y quiere rejuvenecerse y mostrarse digna de ser contada entre las más florecientes ciudades de Andalucía para presentarse con elegantes atavíos y preseas propias de la que fue colonia bajo el mando de la senatriz Luparia y virgen ortodoxa, y “pristina” (primera) de la religión que extendió su vuelo potente desde las cimas elevadas del Gólgota para recorrer la tierra sembrando en ella la más pura de las doctrinas que hasta entonces habían escuchado y aprendido los hombres.
Guadix despierta de su letargo, la feria actual no será ni remotamente comparada igual a la de los años anteriores.
Los dependientes del Municipio han recibido órdenes expresas para que los tenderos y comerciantes ambulantes que vienen a nuestras fiestas no queden disgustados durante su estancia en nuestra población.
Estas y otras muchas son las prescripciones que ha ordenado a sus subalternos la primera autoridad administrativa y creemos que todos informarán su conducta en estos mandatos expresos de su superior jerárquico.
Dando un paseo por esta ciudad hemos podido inquirir lo que se prepara para que sean dignas de los que las presencien. Hemos visto la plaza, la calle del Pósito, la de santa Bárbara, la de san Torcuato, el arco de la Cárcel , la plaza Nueva, el Paseo, el camino que conduce al viaducto que da entrada al otro paseo que antes llevaba el nombre de Glorieta, el río y la explanada que existe delante de la ermita de san Sebastián literalmente llenas de tiendas y bodegones y un gran teatro de madera para exhibir las habilidades de multitud de animales domésticos, prometiendo todo que la animación va a ser grande, tal vez por el feliz resultado de la última cosecha de cereales.
Sabemos que la feria se abrirá con una gran diana por la banda de música que dirige don Miguel López Muley, que habrá numerosas cucañas, un gran castillo de fuegos artificiales, no visto mejor en esta población en los pasados tiempos, una gran retreta el último día de feria, representaciones en la plaza Nueva por aquel ambo [sic] (dúo) “cómico lírico y dramático” compuesto del señor Antonio y su señora, muy conocidos aquí desde el jubileo, que no faltarán los “Ñañaros” de Italia, por más que nosotros desconozcamos esa frase de “ñañaros” que resulta impresa en los carteles anunciadores, compañía lírico-dramática en los salones del Pósito y la llegada del sexteto Sánchez que dará también varias audiciones en el teatro-pósito.
Esto último se debe a la primera autoridad administrativa que se ha ofrecido a costear de su bolsillo particular lo que falte para cubrir la contrata efectuada con el director del sexteto. Añádase a esto las órdenes terminantes que se han comunicado al cuerpo de orden público para que se vele constantemente y con asiduidad a fin de que no haya que lamentar desgracias que siempre ocurren cuando la aglomeración de forasteros es grande y los tratos y contratos de los feriantes de ganado dan lugar a ellos por el abigarrado consorcio en que se mezclan en estos espectáculos gente de todas clases y condiciones.
Terminará la feria con una elegante retreta que recorrerá las principales calles de la población. En fin, que si el orden es completo, como no lo dudamos, la feria del año actual dejará eterna memoria para que en los años sucesivos aumente la emulación de nuestros gobernantes y podamos elevar nuestra faz con orgullo al hablar aquí y en todas partes de lo que es capaz un pueblo cuando quiere caminar sobre las vías del progreso y la instrucción.