La Diócesis de Guadix inicia este domingo una peregrinación a Turquía, que preside el Obispo accitano
La Diócesis de Guadix inicia este domingo una peregrinación a Turquía, para recorrer la ruta de San Pablo. El Obispo de Guadix, Mons. Ginés García, presidirá esta peregrinación,
que cuenta con una treintena de personas que van a vivir una experiencia única, tanto en el plano cultural y turístico como en el religioso y espiritual. Dirige la peregrinación el sacerdote Pedro Aranda, doctor en Nuevo Testamento, que asesorará en contenidos y completará las explicaciones de los guías oficiales de la peregrinación.
El viaje comenzará el domingo 5 de julio y se va a prolongar hasta el domingo día 12. Durante esos ocho días, van a visitar lugares tan emblemáticos como Éfeso, Afrodisias, Hierápolis, Konya, Pamukale y, por supuesto, Capadocia y Estambul. En todos estos lugares podrán conocer lo mejor de la cultura turca y, sobre todo, de la historia de este país, a caballo entre oriente y occidente.
Desde la organización se ha insistido en que, además de ser un viaje turístico y cultural, se trata de una peregrinación en la que se van a visitar estos lugares desde las claves que proporciona la historia y, en especial, la vida de la Iglesia en sus orígenes.
El sacerdote Pedro Aranda ha hablado de esta peregrinación como una oportunidad para vivir la Turquía del presente y también para involucrarse en unas rutas complementarias que ayudarán a enriquecer la visión del país y a comprender su historia, que también es la nuestra.
La primera de esas rutas, que permite adentrarse en Turquía desde otra óptica, es la Ruta de los Orígenes del Cristianismo. En el Asia Menor debemos situar la evangelización y las primeras comunidades paulinas; debemos hablar también de san Lucas y de las comunidades fundadas por san Juan. Allí se sitúan las Iglesias del Apocalipsis y allí alcanza su primer esplendor el Cristianismo.
Otra ruta que estará muy presente en esta peregrinación es la Ruta de la Iglesia Naciente. Las primeras comunidades cristianas dieron sus primeros pasos en estas tierras: tradiciones que se conservan, confesiones de fe, normas para los que abrazan la nueva fe… Allí, en los Concilios de Nicea, de Calcedonia, de Constantinopla, de Éfeso, se va perfilando una fe común en la Trinidad, en Cristo, en María como Madre de Dios, que se abre paso entre las intrigas de los políticos que querían «controlarla» y una cultura, la griega, que discutía interminablemente con los cristianos de origen semita.
La Ruta de los Padres de la Iglesia también será transitada en este viaje. La Iglesia pronto descubrió que era una Tradición viva; que la palabra de Dios y la vida de las comunidades nacientes florecían por doquier. Pronto aparecen sabios, santos y mártires: Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna… Y florecerá en el corazón agreste de Asia Menor un ramillete de santos y sabios: los «Padres Capadocios».
Este viaje también se podrá disfrutar desde la óptica de la Ruta de Bizancio. El Imperio bizantino es el heredero del romano. Constantino el Grande decide traspasar la capital de su Imperio de Roma a una ciudad pequeña en el Bósfor, Bizas. El emperador le cambia el nombre a la ciudad y se la dedica a sí mismo: «Constantinopla, la ciudad de Constantino». Con el tiempo Bizancio llegará a un esplendor cultural y a un desarrollo religioso, político y económico inimaginable. La Basílica de Santa Sofía (dedicada a «Cristo, Sabiduría de Dios»); los mosaicos de San Salvador en Chora, de una belleza única en el mundo; los santos patriarcas, como San Juan Crisóstomo;… No se puede ir a tierras del Imperio Bizantino sin hablar del esplendor que alcanzó la Gran Iglesia en su Patriarcado de Constantinopla.
Y, finalmente, la Ruta del Imperio turco, que marcará un giro en la historia e impregnará la cultura y la religión hasta el tiempo presente. Primero fueron los turcos selyúcidas, que consiguieron poner en jaque a los emperadores bizantinos conquistando el interior de Asia Menor, pero no remataron la jugada. Luego llegaron los turcos otomanos, que en 1543 sellan definitivamente la caída de Constantinopla. Los turcos otomanos cambiarán el nombre de Constantinopla por el de Istanbul.
Sin duda se trata de un viaje turístico, que se podrá disfrutar en grupo. Pero, sobre todo, es un viaje cargado de historia y de una profundidad espiritual significativa. Esta peregrinación a Turquía es un viaje poliédrico, que presenta muchas vivencias distintas y que los peregrinos de la Diócesis de Guadix van a vivir con toda intensidad.
Antonio Gómez