José Francisco Serrano, nuevo Vicario General de Guadix: “Quiero una Iglesia que dialogue con el mundo de hoy, profética por su denuncia y que anuncie el Evangelio a todos”
Tiene 41 años de edad, se licenció en Roma en Teología Dogmática y volvió para ocuparse de los Seminarios Menor y Mayor de la diócesis accitana. Ha pasado por parroquias, le gusta mucho la fotografía y tiene un trato afable, que le hace llegar con facilidad a la gente. El pasado mes de julio fue nombrado Vicario General de la Diócesis de Guadix, un cargo del que tomó posesión el lunes 7 de septiembre con un poquito de nervios, pero con la ilusión de querer cumplir con el encargo recibido. Se llama José Francisco Serrano Granados y es de Huéneja. Le entrevistamos
-El pasado mes de julio el Obispo le ha nombrado Vicario General de la Diócesis, ¿cómo ha recibido ese nombramiento?
El encargo lo he recibido con sorpresa. Siempre es una sorpresa que cuenten contigo para puestos de responsabilidad. En este caso, lo primero que te viene a la mente es si tu preparación es la adecuada para los retos que se van a presentar. Soy consciente que el encargo recibido es por la Iglesia y para la Iglesia, y, por tanto, será el Espíritu quien ha de tener el protagonismo. En definitiva, ante tal responsabilidad, la acepto parafraseando las palabras de San Pablo, con cierto temor y temblor.
-El cargo de Vicario General es muy importante. ¿En qué consiste esa nueva responsabilidad?
Es una tarea de gran responsabilidad en la Iglesia, pues se te encarga colaborar muy estrechamente en el ministerio pastoral del Obispo. Es una ayuda en el gobierno de la diócesis. El derecho de la Iglesia pone en la vida de la diócesis la figura del Vicario General, que la tradición ha llamado el «alter ego» («el otro yo»). En definitiva, se trata de servir a la porción del Pueblo de Dios que peregrina en la diócesis de Guadix. Y hacerlo desde la potestad episcopal, en el trabajo conjunto, coordinando los diferentes ámbitos de la pastoral, y buscando la comunión de todos los que formamos esta iglesia particular.
– No son tiempos fáciles para la Iglesia. ¿No le abruma tanta responsabilidad en estos tiempos tan complicados, de tanto cambio?
Sí que me abruma y, por qué no decirlo, te asalta el temor. Pero más me asustaría si pensase que yo estoy solo y que con mis fuerzas podría llevar a cabo la encomienda. Tengo plena confianza en Dios, y ante situaciones difíciles que se puedan presentar, espero que él me ilumine y me de la palabra oportuna y el gesto apropiado. Creo que el nuevo equipo de vicarios que ha sido nombrado puede realizar una buena labor en la coordinación de la pastoral y del trabajo en nuestra diócesis. Esperemos que sepamos transmitir la ilusión y el bien hacer a quien tenemos que trabajar en una misma dirección: sacerdotes, consagrados y seglares. Así, aún siendo tiempos de cambio y nada fáciles, será esperanzador el poder afanarse en la construcción de un eslabón más en la historia de la Iglesia de Guadix.
-Hablando de la Iglesia, ¿cómo la ve? ¿Cómo le gustaría que fuese?
Estamos viviendo dentro de la Iglesia un tiempo de esperanza, tiempo de ilusión por los nuevos retos que se presentan a la Iglesia y las respuestas que ésta ha de dar al mundo de un modo profético. La Iglesia ha de responder al hombre contemporáneo con un lenguaje apropiado para la persona de hoy. Y eso está ocurriendo. Quiero una Iglesia que dialogue con el mundo de hoy, profética por su denuncia y que anuncie el Evangelio a todos. Que sea un recinto de verdad, solidaridad, justicia y amor donde todos encuentren un motivo para seguir creyendo en el Dios de la vida.
-El Papa Francisco está aportando un aire fresco en la Iglesia. ¿Se nota este tiempo nuevo también en la vida de la Diócesis de Guadix?
Era el Papa que tenía que venir. Después de la muerte de San Juan Pablo II, vino Benedicto XVI, que como hermano mayor supo darnos una enseñanza que marcará a la Iglesia por mucho tiempo; sus palabras han sido luz y consuelo para muchos. Su humildad le llevó a dejar el timón de la barca de Pedro a otro con más fuerza, Francisco, que ha resultado ser una bendición, y es el Papa con el que seguimos construyendo la Iglesia. ¡Y claro que se nota en la Diócesis de Guadix! Todas sus propuestas se siguen muy de cerca en nuestra Diócesis.
-Hasta ahora ha sido el Rector del Seminario. ¿Seguirá siéndolo tras el nombramiento de Vicario?
Seguiré con la encomienda de formar a los candidatos al sacerdocio. Tiene el inconveniente de la distancia entre Guadix y Granada, pero gracias a Dios, hay una buena carretera y un trayecto que no es muy grande. La juventud es un valor que mengua el cansancio en esta etapa de la vida.
-En los últimos años ha habido una apuesta fuerte por el Seminario: la reapertura del Seminario Menor, la potenciación de la pastoral vocacional,… ¿El Seminario es importante para una diócesis? ¿Necesitamos vocaciones al sacerdocio en la Diócesis de Guadix?
Se ha hecho una gran apuesta por el Seminario en la Diócesis de Guadix, y todo es preocupación de nuestro pastor, D. Ginés. Una Diócesis sin centro de formación al sacerdocio, sin Seminario, es una Diócesis que no confía en la llamada que el Señor pueda realizar a los jóvenes de nuestro tiempo. Porque hoy día, Dios sigue llamando. Nosotros no hemos de ser quienes les pongamos límite a la llamada de Dios. Por tanto, el Seminario ha de ser una realidad fundamental, viva, en la vida diocesana, un lugar de encuentro para la diócesis de Guadix. Y claro que se necesitan personas dispuestas a entregar su vida al servicio del evangelio. Hay hambre de Dios y, por eso, de sacerdotes que acompañen y guíen al pueblo de Dios.
– Se estrena en el cargo en un año que se presenta apasionante en la vida de la Iglesia: la segunda parte del Sínodo sobre la Familia, el Año de la Misericordia,… ¿Qué espera de estos acontecimientos? En la Diócesis de Guadix, todo esto también tendrá su proyección, imagino.
Este año es importante para la vida eclesial, universal y diocesana. Se darán respuestas a interrogantes que cuestionan nuestra vida. El Sínodo de la Familia se presenta con la voluntad de realizar esta misión, proponiendo nuevamente la doctrina de la Iglesia y sanando heridas. El Año de la Misericordia es una oportunidad para acercarnos a saborear el amor de Dios. Todo ello con propuestas concretas, visibles y realizables. Se va a crear en la Diócesis una comisión para el Jubileo extraordinario de la misericordia, con vistas a acoger y coordinar las sugerencias de la Santa Sede y llevar adelante nuestro proyecto propio para este año.
– Sé que es un gran aficionado a la fotografía ¿Cómo es la foto que le saldría ahora de la Diócesis de Guadix, es decir, cómo ve la diócesis? ¿Y cómo le gustaría que fuese esa foto, si pudiese componer la escena como hacen los fotógrafos?
No es tanto la foto, cuanto la mirada del fotógrafo. La foto está dentro de la mente de quien va a hacer la fotografía. Pero los elementos externos juegan un papel fundamental: la luz, la composición, el ángulo, el papel… Es un conjunto de variables que si se saben armonizar pueden llegar a plasmar una bella imagen que nos cuestione y nos haga detenernos. Mi foto ideal sería aquella que conjugase lo mejor de cada zona de la exposición, en palabras técnicas High Dynamic Range (Alto Rango Dinámico). Consistiría en buscar la mejor luminosidad de cada zona para que cada una brille con luz propia y aflore una foto espléndida, rica en tonalidades y colorido. Por eso, mi foto ideal sería la de una diócesis donde cada parroquia o institución, cada comunidad o persona, aporten a la Iglesia lo mejor de sí mismos y de su misión, y llenen de vida y esperanza nuestra diócesis.
– Una última pregunta: en su pueblo de Huéneja, en su familia, los amigos,… ¿qué le han dicho ante este nombramiento? ¿piensa que le cambiará este nombramiento su manera de ser?
Me han felicitado por este nuevo servicio y se han alegrado. A mí me gusta estar con los pies en la tierra. Por eso recuerdo las palabras de Francisco cuando fue elegido Papa: se ha de saludar mientras se sube porque no sabes con quién te encontrarás cuando bajes. Esta nueva tarea la realizo con la confianza en la oración de mucha gente para que todo salga de acuerdo con aquello que Dios quiere. Y con la humildad de quien se sabe sirviente de buen amo. Espero y deseo que este tiempo de servicio no cambie mi manera de ser y, si puede ser, acreciente mi cercanía a Dios y a los hermanos.
Antonio Gómez