[1782] El Obispo de Guadix, Bernardo de Lorca SUSPENDÍA las procesiones de Semana Santa por desórdenes y falta de seriedad en los cofrades

[1782] El Obispo de Guadix, Bernardo de Lorca suspendía las procesiones de Semana Santa por desórdenes y falta de seriedad en los cofrades

A partir de la segunda mitad del s. XVIII las cofradías de Semana Santa de Guadix, en la mayoría de los casos, estaban mediatizadas por las órdenes religiosas, – franciscanos, dominicos y agustinos-, y apoyadas en la nobleza de Guadix y en un grupo burgués ávido de relevancia social.

La mayoría habían caído en un gran descrédito al no erradicarse los abusos que se cometían antes, durante y después de las procesiones.

Los desórdenes se experimentaban los Jueves y Viernes Santos y comenzaban en las casas de los mayordomos de las hermandadesque estos días salían en procesión (1)  en las que se consumían dulces, conservas, bizcochos, macarros (2), chocolate y agua de nieve; llegando a la embriaguez con los rosolis, mistelas y aguardientes que en dichas casas se suministran sin prever las funestas consecuencias que se seguían para la salida de las procesiones, además de poner a los cofrades en inevitable ocasión de infringir la ley santa del ayuno con lo que se ofendía a la Divina Majestad. 

Era bien sabido, también, que algunos cofrades se llevaban pequeñas botellas de licor en el bolsillo y botas de vino para beber durante el recorrido y dar a otros, con lo que algunos se emborrachaban produciendo escándalo a los que presenciaban este hecho y siendo motivo de risa para los que veían el paso de las procesiones.

Era también escandaloso el continuo correr de las gentes de ambos sexos para ver en las bocacalles la procesión, quedando solas las iglesias al tiempo de los Divinos Oficios.

Había, incluso, quienes se metían en las tabernas, otros incluso iban fumando en las procesiones. No se respetaban los horarios de salida de los pasos, entorpeciendo el desarrollo de los oficios divinos en la catedral (3)   

Una R.C. de 1777 de Carlos III prohibía que en las procesiones de Semana Santa y en otras de rogativas saliesen “los penitentes de sangre o disciplinantes y empalados”, ya que en lugar de servir de edificación y de arrepentimiento eran motivo de “desprecio para los prudentes, de diversión y gritería para los muchachos y de asombro, confusión y miedo para los niños y mujeres.

También se prohibían las procesiones que salían de noche “por ser ocasión y motivo de pecados en que la gente joven, y toda la demás viciada, se vale de la concurrencia y de las tinieblas para muchos desórdenes y fines reprobados, que no pueden impedir las Justicias, autorizándose sólo las procesiones que salgan a tiempo de estar recogidas y finalizadas antes de ponerse el sol”

En Guadix, amparándose en esta ley, en 1779 se suprimieron las procesiones por lo que las cofradías no pudieron sacar sus pasos a la calle en Semana Santa.

Al año siguiente numerosas Hermandades y Cofradías, considerando esta medida muy desproporcionada, reclamaron a la autoridad eclesiástica poder salir a procesionar con el compromiso de guardar el debido decoro, realizando la estación de penitencia con la cara descubierta, sin capillos ni colas y teniendo cuidado que los muchachos y niños no entorpecieran el desfile procesional yendo por medio de las filas recogiendo en las manos o en pedazos de pucheros, cántaros u otras vasijas la cera que caía de las velas.

En 1782 el obispo Fr. Bernardo de Lorca intervino directamente en el conflicto con la intención de cortar de raíz los abusos en las procesiones y solicitó al Rey su mediación para que los diputados y el síndico personero de la ciudad no se inmiscuyera en asuntos para los que no eran competentes.   

En esta situación se encontraba la Semana Santa de Guadix cuando el 9 de marzo de 1782 los Hermanos Mayores de las cofradías, los Diputados del Ayuntamiento y el Síndico Personero del Común se dirigieron, no al Obispo, sino al Corregidor pidiéndole que, aun oponiéndose al mandato del Obispo, autorizara él la salida de las procesiones. El escrito que redactaron decía entre otras cosas:  

                            Sr. Corregidor

Los Diputados del Ayuntamiento y el Síndico Personero del Común de esta ciudad con el debido respeto dicen estar constituidos en la obligación de proporcionar la mayor felicidad y provechos a este vecindario y como conceptúan que la mayor  felicidad es conservarlo en el Santo temor de Dios y proporcionarles objetos de nuestra santareligión, por cuyo medio se alcanzan de la divina Majestad mayores beneficios, por estas razones solicitamos de V.S. se de licencia para que las procesiones de Semana Santa salgan en la forma que ha sido costumbre de tiempo inmemorial, ya que de esta manera se conservarán estas Hermandades tanto para el culto divino como para mayor decencia de los templos, además hará posible que especialmente la tarde del Viernes Santo estén abiertas las iglesias para que los fieles puedan asistir  a la consideración de la muerte y pasión de Nuestro Redentor, para que de esta manera no se les olvide los beneficios que debemos a la Majestad Divina, pues nos envió a su Unigénito que fue puesto en cruz, derramó su sangre y murió sólo por abrirnos las puertas de la Gloria, cerradas por el pecado de nuestros primeros padres.

El año pasado que no salieron las procesiones y estuvieron cerradas las iglesias, sin embargo, las tabernas estaban abiertas con gran concurso de gente. Nuestro Ilmo. Prelado, que nos ama como Padre, tiene algunos motivos para suspender la salida de las procesiones, pero, Señor, los males que pueden acaecer se pueden remediar de otra forma.

La total extinción de cortar las colas de las túnicas de los cofrades provocaría mayores perjuicios, pues sería nueva irrisión, ya que las novedades causan mutación de objetos y esta diversidad distrae de la verdadera consideración que se debe tener.

Porque algún joven de cualquier sexo u otra persona vaya a la iglesia no con el objeto de asistir al Santo Sacrificio, ni a oír la palabra de Dios, sino sólo por cometer un sacrilegio, no debe ser excusa para cerrar el templo privando a los buenos cristianos del pasto espiritual, pues, Señor, ¿cómo podrá consentir se prive a estos de aquellos objetos que nos representan la pasión y muerte de Nuestro Redentor?

En la respuesta que el obispo Fr. Bernardo de Lorca les daba entre otras cosas decía lo siguiente:

“…en el año pasado de ochenta proveímos se hiciesen las procesiones de Semana Santa bajo varias reglas para que no se opusiesen a la disciplina eclesiástica y seriedad de las funciones religiosas, sin embargo, no sólo encontramos que no se observaron nuestras prevenciones, sino que además en ellas se dio el mismo desorden que en años anteriores y que con dolor veíamos en los actos de religión dedicados a la meditación de la pasión de nuestro Redentor Jesús.

Hemos comprobado que para los adornos de las imágenes se han llevado a los conventos de monjas sin la decencia y veneración que es debida, y que su exposición en las iglesias en Semana Santa es contraria a las normas de la Iglesia ya que se adornan las santas imágenes, en los misterios más serios y dolorosos, con crecido número de flores de todos los colores que no sirven sino solo para quitarles la seriedad con que en el resto del Reino se sacan en procesión, pues la mayoría de la gente que concurre a las iglesias en los días de Jueves y Viernes Santo ponen como su primer objetivo el registrar y ponderar el primor de las flores, juntándose en pelotones con bullicio, lo que no podemos mirar con indiferencia.

En atención a todo, y porque por más que nos hemos esmerado en cortar dichos abusos cada día crecen más, nos dan motivo para no permitir procesiones en esta ciudad. Sentimos en el alma no poder condescender a la pretensión de los suplicantes y encarecidamente les rogamos que por la vida, pasión y muerte de nuestro amado Redentor Jesús, cuiden de evitar las distracciones y desórdenes que dicen se experimentaron el año pasado.

El Obispo

            El Obispo, para evitar estrépitos y para contener a los Diputados y Personero en las facultades de sus oficios, ordenó que se consultara al Rey sobre este asunto, por medio del Sr. Fiscal de este territorio, dándole a conocer todos los abusos que habían motivado la denegación de procesiones.

Autor: José Rivera Tubilla

Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Guadix

NOTAS:

  • El Jueves Santo por la tarde salían del convento de S. Francisco la Sta. Vera Cruz, la Oración del Huerto, Jesús a la columna, Jesús de la Humildad y Ntra. Sra del Carmen. El Vienes Santo por la mañana de la parroquia de Santiago salía Jesús Nazareno, El Sto. Ecce Homo, el Sto. Crucifijo, S. Juan Evangelista y Ntra. Sra de los Dolores y por la tarde, del convento de Sto. Domingo (actual parroquia de S. Miguel), la Sta. Vera Cruz, el Entierro de Cristo, Sta. Mª Magdalena, Ntra. Sra del Rosario que, aunque no tenía Hermandad la sacaba de limosna Fco. Javier Bravo, así como la imagen de S. Juan Evangelista.
  • Bollo de pan de aceite largo y estrecho
  • PÉREZ LÓPEZ, S.; “Las cofradías de Semana Santa en Guadix. La Hermandad del Sto. Entierro desde sus orígenes hasta nuestros días”; pp. 117-127. Año 1999

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