Debido al gran amor generalizado que existe hoy en día en torno a mascotas como los perros y los gatos prácticamente toda la población es conocedora de los productos alimenticios que acostumbran a consumir con regularidad. Sin embargo, no sucede lo mismo con todos los animales. De hecho, algunos que se dejan ver habitualmente por la Comunidad Valenciana son bastante desconocidos en este sentido.
Principalmente los niños tienen tendencia a alimentar a los animales con los que se encuentran, aunque es innegable que muchos adultos también llevan a cabo este tipo de prácticas. Es por dicho motivo que conviene informarse previamente de los patrones que siguen a la hora de alimentarse con tal de proporcionarles elementos que sean acordes no solo a sus gustos, sino también a sus respectivas dietas, sin riesgo a influir negativamente en el bienestar de la fauna local.
La importancia de las mariquitas
Seguramente en más de una ocasión te has preguntado que comen las mariquitas. Y no es para menos, puesto que suelen verse campando a sus anchas por multitud de lugares de toda Valencia, resultando agradables en términos visuales. Pero, yendo más allá, ¿sabías que obviando su aspecto resultan muy beneficiosas para el ser humano en general?
En efecto, lo cual es fruto básicamente de su alimentación. Este coleóptero de forma redondeada y tonalidades muy llamativas basa su alimentación en otros insectos, actuando como un auténtico depredador. Ello es verdaderamente positivo para las personas, ya que dichos insectos se caracterizan por tener un gran potencial de destrucción en lo que hace referencia a los cultivos.
La mariquita paulatinamente va adentrándose en ellos hasta que logra acabar con todos los insectos que entrañan algún tipo de peligro para el huerto en cuestión, aunque por supuesto no lo hacen con el objetivo de beneficiar al hombre. Y es que les encanta el sabor del que hacen gala sobre todo los pulgones.
Su poder de aniquilación –siempre en sentido positivo, por supuesto– llega a tales niveles debido a que la alimentación por parte de esta clase de coleópteros es llevada a cabo solo durante tres de las cuatro estaciones que conforman el año. Concretamente en invierno no lo hacen, sino que sobreviven consumiendo la energía de los insectos que han ingerido a lo largo del resto de la temporada.
Este factor ocasiona que en primavera, verano y otoño se encarguen de acabar con una enorme cantidad de insectos que en mayor o menor medida son dañinos para las cosechas valencianas, tratándose a día de hoy de uno de los mejores aliados del ser humano.
Ardillas: omnívoras y muy sedientas
Si las mariquitas se dejan ver habitualmente por tierras valencianas no se quedan atrás las ardillas. En las excursiones de carácter rural, de hecho, se cuentan por decenas. Precisamente de dicho animal deriva el nombre de un importante club de senderismo ubicado en plena capital, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que casi cada domingo que salen terminan dando con uno o varios cúmulos de dichos roedores esciuromorfos.
Para muchos individuos resulta complicado saber que comen las ardillas, puesto que en cada ocasión pueden verlas alimentándose de algo distinto en comparación con la anterior vez que fueron contempladas. Ello viene dado por la dieta completamente omnívora que siguen estos animales tan ágiles.
Conviene destacar el hecho de que, a pesar de la versatilidad que demuestran a la hora de comer, el nivel de aceptación y tolerancia al tratar con determinados alimentos depende exclusivamente de cada tipo de ardilla y, por supuesto, de la domesticación o salvajez de la misma.
En cualquier caso tanto los frutos secos como las frutas en general suelen ser del agrado de todas ellas, adoptando esa postura tan característica que todos conocemos cuando ingieren un producto alimenticio que es de su agrado: de pie sosteniéndose erguidas con las patas traseras, mientras que las delanteras las emplean para mantener agarrado el elemento en cuestión.
Debido a su pequeño tamaño existe la tendencia generalizada de creer que las frutas ingeridas por las ardillas son de reducidas dimensiones. Si bien es cierto que algunas cumplen con dicha característica, otras como las manzanas e incluso los melones lo desmienten rotundamente.
Siguiendo el ejemplo anteriormente sacado a colación, las ardillas al igual que las mariquitas también sienten una especial debilidad por determinados insectos, aunque en su caso prefieren mantener una dieta muy variada, siendo aconsejable no exceder una cantidad aproximada de veinte gramos diarios sea cual sea el alimento que se le proporcione.
Todo lo contrario sucede con el agua, el líquido elemento que literalmente entusiasma a cualquier ardilla que se precie. Debido a lo acelerado que es su metabolismo ellas mismas notan la necesidad de reponer líquidos con tal de no deshidratarse, por lo que constantemente están bebiendo para calmar su sed y continuar disfrutando en plenitud de su dieta rica en todo tipo de nutrientes.