Fiestas de Cogollos de Guadix: Donde vive la amabilidad

La cercanía y la cortesía es la moneda de cambio de los habitantes con los que vienen de fuera
28.08.10 – 01:59 – TEXTO Y FOTOS: J. J. PÉREZ |

Fernando Molero y Filomena Navarro volvieron a Cogollos de Guadix hace 19 años, después de vivir y trabajar durante 27 años en Valencia. «¿Dónde íbamos a estar mejor que aquí?», dice ella. «Aquí se vive mejor que en ningún sitio», añade él. Ellos dejan claro cuales son las razones para vivir en este pueblo que, hoy por hoy, es la entrada al Marquesado del Zenete. Cogollos celebra las fiestas de San Agustín, son unas fiestas largas con dos fines de semana completos en el programa festivo. El libro de las fiestas incluye toros, conferencias, conciertos…
En Cogollos la amabilidad o la cortesía de los vecinos se transforma en familiaridad, es un pueblo en el que la cercanía de sus habitantes es una moneda habitual en el trato con los que vienen de fuera. Aquí, en la ladera de Sierra Nevada, hasta las alertas naranjas se ablandan y pierden la intensidad de su color y calor. Y volvemos con Fernando y Filomena, porque ellos son de los que opinan que el clima es uno de los principales patrimonios de este pueblo.
A los pies de la torre mudéjar de la iglesia de Cogollos Tamara, Ainhoa, Aroa y Cristina esperan a que la verbena se anime. Ellas proceden de Albuñán y han dedicado todo su mes de agosto a recorrer las fiestas de los pueblos cercanos. Ellas, en Cogollos también se sienten como en casa.
Al otro lado de la plaza, Francisco Gómez ha conseguido meter la torre de la iglesia de su pueblo en la barra de su bar, Los Mellizos. Con una palabra resume las razones por las que Cogollos siempre resulta tan cercano: «Humildad». «Es la gente llana del pueblo lo que gusta al visitante», asegura.
Una referencia
Para hablar de cualquier cosa de Cogollos, el bar Los Mellizos es una buena referencia. Francisco es un hombre inquieto, apasionado de la fotografía y del vídeo. También de la música, además regenta otro negocio que se llama Local de Ensayo, lo que ya es una declaración de intenciones sobre sus gustos.
«Estamos metidos en todo lo del pueblo», dice Francisco, que no escatima esfuerzos en impulsar por tierra, mar, aire y mundo cibernético el club motero local llamado: Moteros al Sereno, del que es vicepresidente. «También estamos con el fútbol del pueblo, el CD Cogollos, en todo lo de aquí», comenta Francisco.
La cocina del Bar Los Mellizos también es inquieta. Frente a los fogones, su esposa Mercedes Ratia, prepara tapas variadas, raciones y la comida de toda la vida para poder «comer como en casa», dice él. El choto al ajillo y el morro de cerdo son dos recetas imprescindibles de una visita a Cogollos de Guadix.
Claro que también hay otras cosas fundamentales en Cogollos, como es la Carretá, la fiesta de fin de año de este pueblo. Nos la recomiendan Jessica, Inma, Mireia y Mamen. «Es una fiesta que sólo existe aquí y quien viene se queda sorprendido», dicen. Este año, lamentan, han venido menos amigos a las fiestas del pueblo, «antes éramos un grupo de 35 ó 40 personas y ahora sólo 10», dicen. La crisis, pero también el que los amigos van creciendo pueden ser las causas de que el grupo haya mermado.
Conferencias y verbena
En las fiestas de Cogollos hay hasta conferencias, este año a cargo del comandaste de puesto de la Guardia Civil de La Calahorra, Agustín Romero. La sala se llenó en las dos ocasiones para participar en una conferencia sobre violencia de género, ‘La expresión del miedo’, y otra sobre las drogas, ‘Drogas, una lacra social’.
Pero no falta algo mucho más tradicional, como la verbena. La noche del jueves, Tony Mory la Orquesta Nueva Europa fueron los encargados de calentar la pista de baile a ritmo de pasodoble, merengue y otros ritmos más actuales «porque últimamente hay que llevar un pase para gente mayor y otro para la gente joven que se ha incorporado a la verbena», dice Tony Mory que confirma un resurgir de la verbena que «nunca puede desaparecer, es la esencia de cualquier fiesta», concluye.

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